Tras más de nueve años en la senda del oscurantismo, si los pronósticos no fallan todo apunta a que éste será el año de los cementerios de la capital. El rifirrafe que el Ayuntamiento y la empresa concesionaria del servicio han mantenido prácticamente desde el inicio de la concesión parece haber llegado a su fin. A un paso de arribar en los tribunales, ambas partes han cerrado un acuerdo, pendiente de firmar, por el cual el Ayuntamiento indemnizará a la empresa, por una cantidad muy inferior a la exigida inicialmente, para después rescindir el contrato y rescatar el servicio de forma temporal hasta que se convoque un nuevo concurso público.

Al fin del conflicto entre ambas partes, se une el anuncio del Consistorio de poner en marcha un parque-cementerio de 20 hectáreas de extensión, dotado con todo tipo de prestaciones, de las que hoy carece la capital ya que ni siquiera tiene horno-crematorio. En el nuevo Plan General de Ordenación Urbana habrá una parcela destinada a este fin, que en principio si los estudios técnicos determinan que es un terreno adecuado, se ubicará entre los barrios de La Cañada y El Alquián.

El Ayuntamiento considera que esta infraestructura será la panacea a los problemas que arrastran desde hace una década todos los cementerios. El del núcleo urbano, San José, es protagonista cada año de nuevas polémicas. Bien por la dejadez en la que se encuentra la parte antigua, donde la maleza crece entre tumbas maltrechas, o porque salvo del día de Todos los Santos, aunque también con problemas, la mayoría de los grifos no funcionan. El polémico destino de los restos de cadáveres, la falta de mantenimiento en general de todo el recinto, son sólo ejemplos de las denuncias ciudadanas que registra cada año. Hasta el punto de que la Consejería de Salud se ha planteado denunciar al Consistorio por la gestión de los restos humanos.

La situación de las necrópolis de los barrios tampoco es halagüeña. En Cabo de Gata los vecinos se quejan de la falta de mantenimiento, al igual que los de El Alquián. En La Cañada hace años que no hay nichos libres, y en Cuevas de Los Medinas la situación es similar. En la primavera pasada un difunto de este barrio tuvo que esperar dos días para ser enterrado porque no había sitio en el cementerio. Este hecho, sobre el que corrieron ríos de tinta, dejó aún más claro la lamentable situación de las necrópolis de la capital.

Lo ocurrido en Cuevas de Los Medinas, junto con la demanda que la empresa concesionaria presentó contra el Consistorio el año pasado, para exigirle una indemnización de cinco millones de euros y la rescisión del contrato, fueron los detonantes para que el actual equipo de Gobierno, PP-Gial, se pusiese manos a la obra y buscase una solución a un problema que se ha arrastrado corporación tras corporación, desde que en 1999, siendo alcalde por el PP el hoy independiente Juan Megino, sacase a concurso la concesión del servicio y la adjudicase por un periodo cercano de 30 años. Tras esta adjudicación, las diferentes corporaciones, que han sido de todos los colores políticos, PSOE-IU, y las dos últimas PP-Gial, han convivido con este problema sin poner fin a esta realidad de la que como siempre, los principales perjudicados son los vecinos de Almería.

Al inicio de la concesión se elaboró un plan director para mejorar todos los cementerios. Entre las mejoras se incluía ampliar el cementerio de La Cañada, dotar de horno crematorio al de la capital, que de hecho se empezó a construir, además de ampliarlo con una parcela ya adjudicada para tal fin. Sin embargo, los desencuentros entre la concesionaria y el Ayuntamiento dieron al traste con estas obras y nunca llegaron a terminarse. Algunas de estas medidas está previsto que se pongan en marcha a lo largo de este año ya que la Concejalía de Salud y Consumo ha incluido una partida de 250.000 euros en el presupuesto de 2008 para obras e inversiones en los cementerios municipales.

Aunque ambas partes tienen una versión distinta para justificar la situación de dejadez, en el caso de la empresa, siempre ha reiterado que se trata de una concesión deficitaria por el bajo coste que a su juicio tienen los nichos, y porque no existe una cuota para sufragar los gasto de mantenimiento, además de falta de apoyo municipal para impulsar las obras de mejora que se quedaron a medio camino. Para el Consistorio, la raíz del problema está en que la adjudicataria no ha cumplido con su cometido, si bien admite que ha faltado iniciativa municipal.

De hecho, en los últimos años varias empresas, la mayoría funerarias de ámbito nacional, se han interesado en quedarse con la concesión de los cementerios. Pero según las informaciones que han trascendido a los medios de comunicación, aunque la adjudicataria y la nueva empresa interesada, sí han llegado a acuerdos, el escollo ha estado en el tejado del Ayuntamiento, ya que una de las condiciones de las nuevas entidades es mejorar los pliegos del contrato de la concesión para hacerla más rentable.

Ahora habrá que esperar a que, como todo apunta, la situación cambie de forma radical durante este año y que los cementerios de la capital dejen de ser noticia y de aparecer en páginas de anuarios.