Portada diseñada por Quinita Villacampa. Obra finalista del certamen de obra gráfica "Día de la libertad de Prensa". 

La Asociación de la Prensa y la Escuela de Arte, convocaron el I Concurso de Obra Gráfica. El requisito imprescindible fue que todas las obras estuviesen inspiradas en el artículo 20 de la Constitución. La portada de este Anuario, finalista de dicho certamen, representa un ratón de ordenador arrastrado por una cadena de grandes dimensiones.



Índice de esta sección

Naturaleza al límite


  

Yolanda Torrente


A solas con el mar


  

Mónica España


El espejismo del Almanzora


  

Paqui Martínez


Ley seca... en la calle


  

Noelia Lázaro


Otro cine es posible


  

Evaristo Martínez


Turismo de golf: verdades y mentiras. En busca del hoyo uno


  

Sonia Arráez Fernández


Año negro para tres de las pocas industrias de Almería


  

África Mateo


El ladrillo, nueva especie protegida en el Parque


  

Guadalupe Sánchez


Lucha integrada, volviendo a las raíces


  

Juanma López


Residuos en pimiento. De crisis a oportunidad


  

Armando García


Un sueño cumplido


  

Antonio Verdegay Flores


La brecha sanitaria


  

María José Uroz


El lío de las tortugas


  

Jesús Pozo


El pollo del Toyo


  

Elio Sancho


¿Qué es lo que falla?


  

Lola López


Los cementerios salen del túnel del tiempo


  

Ana Galera


Un solitario por `obligación´. Perfil de Jesús Peñalver


  

Elena Torres




Artículos de este autor

A todo gas


2009 | Economía



El pollo del Toyo


2008 | Análisis y Reflexión



Crónica de un acuerdo anunciado


2011 | Economía y Agricultura



El pollo del Toyo


Era la guinda del pastel. 2007 constituía para la Confederación Provincial de Empresarios de Almería (Asempal) una fecha histórica, en la que se conmemoraban los 30 años de vida de la organización almeriense. Y qué mejor forma de celebrar una efeméride de tal calibre que con el alumbramiento de un nuevo proyecto con el que la patronal tomase un impulso renovado para continuar ofreciendo el mejor nivel de servicios posible a los empresarios de la provincia.

Con ese espíritu en mente, Asempal diseñó una iniciativa que le permitiese dar un salto cualitativo y cuantitativo respecto a su esencia original, basada en el asociacionismo voluntario de las empresas de la provincia, a las que despliega un amplio menú de servicios técnicos, jurídicos, formativos y laborales como contrapartida. Con este guión en la mano y la ilusión de ver cómo se gestaba el proyecto, Asempal preparó la tarta, encendió las velas, apagó las luces y se dispuso a entonar el ‘cumpleaños feliz’.

Después de muchas reuniones, el proyecto parecía contar con las bendiciones del Ayuntamiento capitalino, ya que suponía revitalizar una zona que, una vez concluidos los Juegos Mediterráneos de 2005 para los que fue construido el edificio polivalente, había permanecido prácticamente olvidado. Se mataban así dos pájaros de un tiro. El Consistorio daba salida a un edificio vacío y los empresarios contarían con una nueva sede, convertida en centro de actividades empresariales, que reforzaba su presencia en la provincia.

Sin embargo, en el momento de soplar las velas, surgió un contratiempo que a punto estuvo de estropear la fiesta. Habían transcurrido varios meses desde que Asempal presentó el proyecto tanto al alcalde de Almería como al concejal de Urbanismo, a los representantes municipales del PSOE e Izquierda Unida, así como a destacados miembros de la Junta de Andalucía. A finales de julio, los mandatarios del Parque de Innovación y Tecnología de Almería (PITA), ante las dificultades de contar con una infraestructura física que justificara las ayudas del Plan Nacional de I+D+i 2004-2007, deciden presentar su propio proyecto al Ayuntamiento, para albergarse en el edificio polivalente de El Toyo, tres meses después de Asempal.

Es ahí donde surge la polémica que acaparó numerosos titulares, aunque finalmente ha quedado resuelta de forma satisfactoria para todas las partes. En un principio, tanto Asempal como el PITA intentaron encontrar la forma de encajar ambos proyectos en el mismo edificio, pero las reuniones no dieron sus frutos.

El tiempo corría en contra del PITA, pues los ministerios de Educación y Ciencia y de Industria, Turismo y Comercio le habían concedido sendas subvenciones valoradas, en total, en 3,6 millones de euros, que la institución perdería de no iniciar las obras de su sede antes del 31 de diciembre de 2007.

Proyectos de este calibre son los que la sociedad, con buen criterio, no perdona a sus responsables en el caso de que no lleguen a puerto. Por eso, tras no pocas reuniones técnicas, apareció la solución: a principios de noviembre, la Universidad de Almería, con su nuevo rector al frente, ofreció una parcela de 3.000 metros cuadrados junto al edificio del Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), para que el PITA no perdiese las ayudas.

Con la perspectiva que ofrece el paso del tiempo, es indudable que la situación se ha resuelto con gran solvencia, ya que las ventajas para ambos promotores se han multiplicado. Asempal dispondrá en exclusiva del edificio polivalente de El Toyo, después de que el Ayuntamiento no haya recibido más propuestas que le obliguen a tomar una decisión técnico-política, opción poco agradable, ya que la patronal se ha quedado como única iniciativa. Y el PITA contará en el Campus con una sede estratégica, un enclave privilegiado que le permite acceder ágilmente al conocimiento universitario y científico, así como optimizar la transferencia tecnológica entre la UAL y el propio centro, lo que le convertirá en una instalación pionera en Andalucía.

Y todos contentos. Al final, ambos proyectos contarán con la mejor de las infraestructuras, por separado, lo que ha elevado el grado de satisfacción de las partes implicadas. Asempal invertirá 3,6 millones de euros para la adaptación de su Centro Mediterráneo de Actividades Empresariales, cuyo plazo de explotación asciende a 40 años, prorrogable por otros 20, por el que pagará un canon testimonial. En él ubicará un centro de negocios, un vivero de empresas, un centro de innovación y emprendedores, un parque temático empresarial, un centro de exposiciones y la sede de Coexphal, entre otras instalaciones, para las que cuenta con algo más de 8.000 metros cuadrados.

El Ayuntamiento de Almería desembolsó unos 12 millones de euros para la construcción de este edificio polivalente, centro neurálgico de los Juegos Mediterráneos y zona de entretenimiento de los atletas, con el objetivo de utilizarlo posteriormente como centro de congresos y convenciones. Sin embargo, los técnicos desecharon la idea por falta de espacio y el edificio permaneció cerrado desde los Juegos. Ahora, Asempal tiene luz verde para convertir su sede en un proyecto empresarial de futuro para los intereses de los empresarios y para la sociedad almeriense.

Por su parte, el PITA ha conseguido finalmente la mejor ubicación posible para su sede científica. Con 3.000 metros cuadrados de edificabilidad de la parcela cedida por la UAL, acogerá empresas de base tecnológica, laboratorios, despachos y salas de reuniones, para lo que invertirá 4,1 millones de euros.


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Este artículo fue publicado originalmente en el Anuario Crítico de Almería 2008, en la sección Análisis y Reflexión


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