La Portada está fundamentada en dos elementos principales. Por un lado, un fondo de color negro reforzando la idea de ´Año Negro de la Prensa de Almería´, en cuyo conjunto se pueden leer algunas de las muchas circunstancias que ha tenido que sufrir el colectivo en el 2008. Por otro lado, la imagen procura representar la presión que sufren los informadores por parte de diversos sectores, y la precariedad laboral de muchos de los periodistas. 

En la fotografía, se representa a un profesional almeriense intentando realizar su trabajo, con los bolsillos sacados simbolizando ruina y las carencias que sufre en su puesto de trabajo. También hay dos hombres de corbata que simbolizan los grupos de presión. Éstos tienen los bolsillos llenos de dinero y, por ello, tiran de los brazos del periodista para manipular a su antojo la información que ha de salir publicada en el medio que ampara al periodista. 

* Joaquín Navarro, autor de la portada del `Anuario Crítico de Almería 2009´, trabajó como diseñador y maquetador en el desaparecido `Diario de Almería´, uno de los medios almerienses (junto con `El Director Económico´y `El Mundo Almería´) que cerró durante 2008. Situación que queda reflejada en la página principal de esta publicación.



Índice de esta sección

A todo gas


  

Elio Sancho


El paro no para


  

Javier Martínez Alcaraz


Esperando que escampe el temporal


  

David Uclés


El campo se concentra


  

Armando García


Un día de furia


  

David Baños


Turismo Ficción


  

Míriam Buil


Por un huerto solar


  

Miguel Pérez de Perceval




Artículos de este autor

A todo gas


2009 | Economía



El pollo del Toyo


2008 | Análisis y Reflexión



Crónica de un acuerdo anunciado


2011 | Economía y Agricultura



A todo gas


Las obras del gasoducto que proveerá de esta fuente de alimentación energética a toda Europa, proveniente de los yacimientos argelinos suponen la única gran infraestructura que se construye en Almería dentro del plazo previsto · Almería recibe 70 millones de euros en inversiones, de los 900 que gastará la promotora Medgaz.

Doscientos diez kilómetros de tendido submarino que comenzaron en agosto de 2008 y que concluyeron a finales de año. Una obra faraónica que ha necesitado del trabajo de las embarcaciones, Castoro Sei y Saipem 7000, dos auténticas ciudades flotantes, con 350 y 500 trabajadores a bordo, respectivamente, pertenecientes a la naviera italiana Saipem, líder mundial en construcciones marinas.

Han sido más de 90.000 toneladas de tubería de acero al carbono de alta resistencia, recubierta de hormigón, depositadas en el fondo marino desde la playa de El Perdigal, en Almería, hasta Beni Saf (Argelia).

Una obra faraónica que, sin embargo, se ha desarrollado dentro de los plazos previstos, a pesar del accidente ocurrido el 17 de septiembre de 2008 en el Saipem 7000, como consecuencia del desprendimiento de uno de los tubos cuando estaba siendo izado para ponerlo en posición vertical, antes de dejarlo caer hasta el mar, que acabó con la vida de cuatro trabajadores y mantuvo los trabajos parados durante más de dos semanas.

Se trata de una infraestructura estratégica porque proveerá a la provincia de una energía limpia y barata, en comparación con otras fuentes procedentes de yacimientos fósiles, más contaminantes y con un coste muy superior.

Que se haya construido dentro del plazo no debería ser noticia, pero, desgraciadamente, en esta tierra lo es. La autovía que unirá Almería con Málaga o el tren de alta velocidad son dos testigos fehacientes de que las infraestructuras no son, ni mucho menos, el punto fuerte de Almería. Una carencia histórica reivindicada desde hace más de tres décadas por la sociedad civil y, sobre todo, por los agentes sociales, con los empresarios, Asempal y Cámara de Comercio, a la cabeza.

Por no hablar del soterramiento o esa gran firma comercial de corte anglosajón que parecen dormir un sueño profundo y sólo ven la luz cuando cambian de cajón en los despachos de los gobernantes.

El gasoducto ha generado unas inversiones de 900 millones de euros, de los que 70 han ido a parar a las arcas almerienses, y está promovido por Medgaz, un consorcio formado por cinco accionistas: la mayoritaria, Sonatrach, que posee el 36%, Cepsa, un 20%, Iberdrola, otro 20%, Endesa, con un 12%, y Gaz de France, con otro 12%.

También se ha conformado como una infraestructura totalmente respetuosa con el medio ambiente. Una sostenibilidad que ha garantizado Medgaz a través de los numerosos estudios de impacto que ha realizado, con resultado negativo. Aun así, decidió poner sobre la mesa tres millones de euros para indemnizar a los pescadores de los puertos de Almería, Carboneras, Roquetas de Mar y Garrucha, por los posibles perjuicios para sus caladeros. Un acuerdo que se cerró después de varios meses de negociación, precedidos por protestas y manifestaciones de la pesca almeriense, que sirvió para unir al sector y aportar un pequeño empujoncito a un sector que está pasando por una grave crisis de precios de venta en lonja, asfixiado por los elevados costes de producción derivados del precio del gasoil, y con una flota demasiado antigua que pide a gritos una reestructuración.

La presencia de Medgaz en Almería no se ciñe exclusivamente a la construcción del tramo submarino del gasoducto. En el Puerto de la capital dispone ya de unas instalaciones de almacenamiento, carga y descarga, así como de unas oficinas para centralizar sus operaciones en la provincia. Además, ha firmado un convenio de colaboración con la Universidad de Almería y con la Fundación Mediterránea para fomentar la investigación científica y tecnológica y estudiar el hábitat del litoral almeriense, enmarcado en su objetivo de integrarse en la sociedad almeriense, tal como anunció su presidente, Pedro Miró.

Un reto que se completará con el patrocinio de eventos deportivos y culturales y la contratación de mano de obra almeriense.

La obra submarina se completa en tierra, de manos de Enagás, el líder nacional de distribución de gas natural, que unirá la tubería de Medgaz desde la playa de El Perdigal hasta Murcia, en una infraestructura de más de 100 kilómetros, que servirá para suministrar, posteriormente, esta fuente de energía por la provincia. Son muchos los sectores productivos que han mostrado su interés por esta energía, desde el mármol a la agricultura, pasando por la construcción o la industria, para reducir sus costes de producción y mejorar así su competitividad.

Para el verano de 2009 se prevé que las instalaciones estén culminadas y en funcionamiento. Una fecha que es más que probable porque todas las partes implicadas han cumplido, hasta ahora, con la planificación. Pero no todo ha sido miel sobre hojuelas en este proyecto.

Al accidente mortal de Medgaz hay que sumar la modificación del tramo terrestre que tuvo que acometer Enagás después de que el Ministerio de Medio Ambiente le obligase a tirar la tubería por fuera del Parque Natural de Cabo de Gata y a tomar medidas correctoras y preventivas a su paso por  los Lugares de Interés Comunitario  Sierra Cabrera-Bédar, Sierra Alhamilla, Ramblas de Gérgal y Tabernas.

A ello se une la denuncia que han planteado los empresarios de movimientos de tierra, agrupados en Asempal, que aseguran que una empresa italiana, subcontratada por otra española, que a su vez fue contratada por Enagás, les debe cinco millones por trabajos realizados en el trazado terrestre que va desde Almería a Chinchilla. 

Pero, a pesar de las dificultades, el proyecto se encuentra tan avanzado que, por una vez, y sin que sirva de precedente, Almería recibirá una gran infraestructura dentro del plazo previsto. Que tomen nota los políticos y los responsables de ese cuento llamado Mesa de las Infraestructuras.

 

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Este artículo fue publicado originalmente en el Anuario Crítico de Almería 2009, en la sección Economía


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