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2007 | Sociedad
Descoordinación a la fuerza
A mediados del pasado mes de diciembre, distintos medios de comunicación informaban que la operación antiterrorista desarrollada en Ceuta en la que fueron arrestados once presuntos islamistas no fue precisamente un ejemplo de coordinación entre las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado. Se supo entonces que los servicios de Información de la Policía y de la Guardia Civil investigaron durante meses y por separado sin intercambiar información o datos de relieve sobre el grupo desarticulado. Cuando la Policía Nacional entró en acción fue entonces cuando los agentes del Instituto Armado conocieron que llevaban meses haciendo las mismas indagaciones que sus compañeros.
Bueno, pues eso también pasó aquí. Fue durante el desarrollo de la “fantasmal” operación Nova, cuestionada recientemente como una operación de maquillaje y que según se viene explicando no había datos serios sobre la intención de volar la Audiencia Nacional con un camión de explosivos.
Lo que si es cierto, es que durante el tiempo que Acraf el líder de la célula islamista, se estuvo moviendo por Almería procedente de Suiza entrevistándose con su contacto, uno de los imanes de la mezquita de Roquetas, los servicios de Información de la Policía y la Guardia Civil hacían cada uno la guerra por su lado. Se llegaron a producir situaciones absurdas, donde los Apolos- vehículos desde donde se establecen vigilancias y se graba a los sospechosos- de ambas instituciones “cercaban” a la presa controlándose los unos a los otros. La cosa fue tan seria, que desde Interior se ordenó a la Guardia Civil que de inmediato cesaran sus actividades.
Los responsables de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad de la provincia fueron llamados al orden en Madrid. Pero, además de este tema tan serio y puntual, lo cierto es que a nivel práctico la coordinación entre la Policía, Guardia Civil o Policía Local no existe. En bastantes ocasiones, como informador, tras conocer un suceso de unas determinadas circunstancias he sido quien ha informado a las policías locales sobre lo ocurrido para que conociesen los hechos. Y hablo de jefaturas de Policía Local, con hombres y mujeres preparados, como pueden ser las de Roquetas, Vicar, Berja, Adra, La Mojonera, Níjar, Vera o Huércal Overa, entre otras y que pueden dar fe de ello.
En temas “domésticos” de seguridad, la coordinación no existe. No es la primera vez que se ha producido un atraco en una entidad bancaria en un determinado municipio de la provincia u otro hecho luctuoso y los agentes locales no han sido informados. No han ocurrido desgracias, porque Dios es bueno.
A la mente me vienen recientemente algunos de estos casos donde los agentes locales se vieron seriamente comprometidos al detectar vehículos con delincuentes en su interior, armados con escopetas mientras cruzaban los niños en la puerta de un colegio, ajenos a que estos sujetos acababan de cometer un asalto y huían a la desesperada.
Aquí se avisa, cuando se avisa y cada uno a lo suyo, a sumar “palotes”. En mis años de informador he conocido detalles de este tipo realmente sorprendentes, como liarse a tiros en una playa de Poniente los agentes de Estupefacientes de la Policía y la Guardia Civil. O percatarse de algún movimiento extraño en la playa y ahuyentar a los delincuentes que iban a alijar colocando vehículos con distintivos policiales. Conozco una anécdota entre Vigilancia Aduanera y la Guardia Civil, cuando ambos cuerpos habían localizado una lancha de hachís ya en tierra, donde uno de los narcotraficantes murió ahogado al tratar de escapar.
Tras detener a los restantes traficantes e incautar la droga, el problema vino cuando se llegó a plantear quien se hacia cargo del muerto. Si los problemas de coordinación se hubiesen planteado hace años, cosas de este tipo no habrían sucedido. Por no hablar de los “problemillas” enquistados en el ultimo año entre la Guardia Civil y la Unidad de Policía adscrita a la gente en materia de medio ambiente. Todo esto no quiere decir que con la unificación del Mando Único entre Policía y Guardia Civil se ha llegado definitivamente a la solución porque quedan las diferencias que en provincias se acentúan más que desde “la cupula”.
Un policía nacional gana 1.600 euros al mes, mientras que un guardia civil llega a los 1.400 euros. Los sueldos de los policías locales, ertzainas o mossos de esquadra se mueven en otra órbita, por supuesto muchos mayores. Los problemas de coordinación pasan por otros estados. Eliminar las discriminaciones, igualar los derechos y equilibrar las remuneraciones entre otros puntos. Los policías pueden tener sindicatos, los beneméritos, asociaciones. Los agentes del Instituto Armado tienen que cumplir las posibles penas privativas de libertad en prisiones militares, mientras que los agentes del Cuerpo Nacional de Policía, en cárceles civiles separados del resto de los internos comunes.
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