La Portada está fundamentada en dos elementos principales. Por un lado, un fondo de color negro reforzando la idea de ´Año Negro de la Prensa de Almería´, en cuyo conjunto se pueden leer algunas de las muchas circunstancias que ha tenido que sufrir el colectivo en el 2008. Por otro lado, la imagen procura representar la presión que sufren los informadores por parte de diversos sectores, y la precariedad laboral de muchos de los periodistas. 

En la fotografía, se representa a un profesional almeriense intentando realizar su trabajo, con los bolsillos sacados simbolizando ruina y las carencias que sufre en su puesto de trabajo. También hay dos hombres de corbata que simbolizan los grupos de presión. Éstos tienen los bolsillos llenos de dinero y, por ello, tiran de los brazos del periodista para manipular a su antojo la información que ha de salir publicada en el medio que ampara al periodista. 

* Joaquín Navarro, autor de la portada del `Anuario Crítico de Almería 2009´, trabajó como diseñador y maquetador en el desaparecido `Diario de Almería´, uno de los medios almerienses (junto con `El Director Económico´y `El Mundo Almería´) que cerró durante 2008. Situación que queda reflejada en la página principal de esta publicación.



Índice de esta sección

Los 20 años de Canal Sur


  

Ana Almansa


El Mundo frustrado (el desenlace)


  

Javier Martínez de la Horra


Luchar contra la precariedad y nuestro pesimismo


  

Leticia Muñoz


Mujeres en la línea de fuego


  

Manuel Carretero


Estrategia comercial frente a criterio periodístico


  

Juan Francisco Torregrosa


Futuro Punk


  

Curro Lucas


Apuesta por la comunciación


  

Francisco Gerez


El gran teórico de la comunicación: Ricardo Pérez-Amat


  

Antonio Torres


Vetos, llamadas, denuncias y agua de borrajas


  

Covadonga Porrúa Rosa


¡Mi madre! la conciliación


  

Yolanda Torrente




Artículos de este autor

Estrategia comercial frente a criterio periodístico


2009 | Comunicación



Estrategia comercial frente a criterio periodístico


Malos tiempos para el periodismo. En realidad, por la propia definición sobre qué ha de ser y para qué ha de servir socialmente el periodismo, siempre lo fueron o nunca dejaron -ni dejarán- de serlo. Pero nunca como ahora.

A las relaciones promiscuas del periodismo con el poder (político, económico, judicial…), a los acelerados cambios tecnológicos, a la precariedad galopante del oficio convertido en profesión, a la mezcla de información y espectáculo, a tantos otros factores, se une ahora la prevalencia en bastantes ocasiones de la estrategia comercial sobre la informativa. O peor aún: la línea editorial casi se convierte o pasa a formar parte de la lógica comercial. El margen de decisión de los periodistas sobre la selección de los contenidos y sobre su tratamiento disminuye notablemente y los criterios empresariales pesan infinitamente más que los periodísticos.

Sin que quepa hacer un discurso apocalíptico, sí es preciso denunciar desde la profesión periodística lo que viene ocurriendo. Y si se hace un ejercicio de prospectiva, no cabe pensar que las cosas vayan a ir en un futuro por otro lado. 

El producto es el mensaje

En este contexto, tiene toda la razón de ser la “oferta” creciente y desmesurada de los periódicos de todo pelaje llevando tres, cuatro y más promociones en danza cada semana. Cada vez es mayor el espacio que dedica la última página a los cupones, tanto para el número actual (el cinturón, los pendientes, el utensilio…) como para conseguir a medio o largo plazo la videocámara, la minicadena, la vajilla, la cubertería…

Es verdad que a esa venta de pequeños electrodomésticos y de objetos personales se une también un amplio catálogo de libros, música, cine y otras creaciones culturales. Pero esto no disminuye el problema de fondo. No es algo anecdótico que el diario sea cada vez más un vehículo de productos y se desvirtúe en cierto sentido su función primigenia, la que justifica su existencia secular.

Y es que con frecuencia es más peligrosa para los medios de comunicación la presión y la influencia comercial o empresarial que la política. Ahí es nada.

Cuestión de imagen

Cuanto venimos exponiendo se entenderá mejor con ejemplos reales, con el repaso a contenidos ofrecidos por los diversos canales del sistema mediático vigente en los cuales se puede comprobar que el espectáculo gana cada vez más terreno a la información periodística y que se puede establecer una relación que se convierte en ley casi sin excepciones: a mayor variedad y calidad del producto material, menor variedad y sobre todo menor calidad de la propia información (exclusividad, interés, redacción, profundidad, rigor, documentación y demás aspectos de su tratamiento…). 

Los ejemplos prometidos: no entendemos cómo un diario nacional reproduce delicadas fotografías de niñas asiáticas en un reportaje que pretende, aparentemente, denunciar la pedofilia y la circulación, precisamente, de esas imágenes en concreto (El mundo, recientemente). No entendemos cómo se puede sostener que es periodismo poner a una joven 21 días a dieta para informar sobre la anorexia, por mucho control médico que exista (supuesto reportaje televisivo de Cuatro, recientemente). Y menos aún entendemos la indecencia en el caso concreto siguiente: el asesinato que acabaría con la vida de la ciudadana rusa afincada en España Svetlana, “cuyo apellido -como bien critica Ramón Irigoyen- es omitido generalmente por los diarios porque ya se sabe que a las mujeres basta con nombrarlas con el nombre de pila”, tras su paso por el espacio televisivo El diario de Patricia, muy poco tiempo después de que ella rechazara a su presunto asesino que le suplicaba de rodillas en el plató de televisión. El problema es que “Antena 3, como otras cadenas, manipula a las personas ocultándoles la información de las personas con las que van a encontrarse en el programa” (R. Irigoyen. “Asesinatos de mujeres”, El País (sección Madrid, 24/11/2007). Y otro problema es que en las telenoticias de la misma cadena (25/02/09) “informaron” sobre el juicio al asesino sin la más leve alusión, a diferencia de todos los demás medios, al episodio televisivo, que según los indicios pudo resultar decisivo en el trágico desenlace. En la noticia sobre la condena (06/03/09) “informaron” de que la mató “después de que ella lo rechazara públicamente”. Cuestión de imagen. La marca de la cadena por encima del rigor informativo. El criterio empresarial por encima de la deontología periodística.

La conclusión llega por sí sola: muchas veces más nos vale que piensen que seguimos trabajando de pianistas en un burdel.

 

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Este artículo fue publicado originalmente en el Anuario Crítico de Almería 2009, en la sección Comunicación


Yo he dedidico NO TENER televisor. Puedo asegurarles que no lo extraño, no me siento aislado ni solo por ello.Tírenlo, van a ganar tiempo de vida.Carpe diem, baby.
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 | 06/02/2012  | Web: http://www.facebook.com/profile.php?id=100003405401100 | Email CXdWjNrxtVXLS

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