Reseña Portada



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Las huellas de Almería 2005


  

Sergio Bueno


El tren de Primera que no llegó


  

Juan Domínguez


Cambio de ciclo


  

Juan Antonio Manzano


Luces y sombras


  

Raúl Piñeiro


En el mar, no todo es azar


  

Javier Gómez Granados


Volando alto


  

Francisco Gerez


Las rutas del colesterol


  

Antonio Orta


Seguir en la brecha


  

Joaquín Tapia


Perfil de Alfonso García


  

Juanjo García




Artículos de este autor

Talante y talento. Perfil de Unai Emery


2008 | U.D. Almería de Primera



Perfil de Alfonso García


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2011 | Deportes



Perfil de Alfonso García


Pocas semanas restan para saber si el destino le reserva un guiño a la historia de nuestro fútbol. El tiempo dirá si será durante 2007 cuando, como hace ahora 27 años, pueda significarse el ascenso del Almería a primera división bajo el mandato de otro presidente, curiosamente, también llamado Alfonso García. 

Alfonso García Gabarrón. Así se llama el empresario murciano que “aterrizó” en el fútbol almeriense desde el anonimato y que meses después ha conseguido persuadir a todos de que la “Liga de las Estrellas” es un objetivo alcanzable. Su “pretenciosa ambición” fue apagando el escepticismo anquilosado del fútbol capitalino y rescató de su profundo letargo la autoestima colectiva de una afición hastiada.

“Yo no he venido para que el Almería sea un equipo más de la categoría. Yo estoy aquí para que el equipo luche por el ascenso”. Esta frase la deslizó en el transcurso de la presentación de alguno de sus costosos fichajes. Al principio, declaraciones como esta, aparte de incredulidad, generaban recelo y desconfianza en un entorno que aún no sabía “de que iba” este presidente.

Pero como reza el sabio refrán: “Obras son amores y no buenas razones”. Empezó a levantar su nuevo edificio desde los pilares heredados de la unión del fútbol almeriense. Y lo hizo con los más convincentes argumentos y cambiando la más difícil de las tendencias, contratando a cotizados profesionales del mercado: técnicos y jugadores de muy elevado caché que han propiciado un salto de calidad en la competición deportiva.

Nadie duda ahora que la presidencia de Alfonso ha sido lo mejor que podía pasar. Muchos saben de la inversión de dinero, tiempo e ilusión que este murciano sigue dedicando al Almería, pero muy pocos conocen el otro lado de la realidad, el de un hombre forjado a si mismo y “licenciado” en la más completa de la universidades, la de la propia vida.

Reconozco que Alfonso es un hombre que gana en el trato cercano, porque su sinceridad doblega a su timidez y su mente inquieta solapa su introversión. Afable en el trato, no duda en hacerte partícipe de sus ideas en cuanto detecta una mínima complicidad. Mientras así no sea, parecerá distante en un imaginario escudo protector.

Y es que su perfil dirigente y su estilo de actuación no se entendería sin conocer algunos detalles de su biografía. Datos íntimos que, agradezco, él mismo me haya facilitado desde la muy cordial relación presidente-periodista.

Nacido el año 1956 en Águilas, en el seno de una familia humilde pero emprendedora, es padre de cuatro hijos: Alfonso (23 años), Maite (21), Ana Belén (18) y Lorena (15), fruto de su matrimonio con Ana Piñero.

Su infancia no fue la habitual. Con 13 años ayudaba a la economía doméstica acompañando a sus padres en la venta ambulante de productos agrícolas por los diferentes mercados. Sacrificó años de su juventud para aliviar en gran medida la tarea itinerante de sus padres: Alfonso García Zapata y María Gabarrón López.

Sabido es que las dificultades agudizan el ingenio. Y efectivamente, así fue, como dos normales comerciantes -Alfonso padre, el fundador, y Alfonso hijo, el innovador-, con imaginación, talento empresarial y la oportuna aplicación de nuevas tecnologías a la producción agrícola, en sólo dos décadas, llegaron a levantar un holding de empresas de reconocida importancia en la cadena alimenticia del sureste español. 

Urcisol, Sol de Aguilas, Los Llanos y EASUR, esta última ubicada en Cuevas y Vera, ahora son auténticas factorías con capacidad para tres mil empleados, que movilizan a una flota de 120 tractores y que dispone de tal volumen de producción que le ha posibilitado abrir las fronteras con otros países.

Triunfador en sus negocios, Alfonso García llegó al fútbol almeriense de pura casualidad, pero también para triunfar.

El deporte rey ya estuvo ligado a su infancia. De hecho, con 17 años debutó como jugador en el Aguilas de tercera, el equipo de su pueblo presidido por su padre desde hace muchos años. Su habilidad por la banda izquierda hizo que se le conociera con el apelativo de “Gento”. 

Del Aguilas aprendió que no se pueden malgastar las oportunidades, porque su padre lo clasificó hasta 6 veces para la fase de ascenso a Segunda B sin poder conseguirlo.

Su primer contacto con el fútbol almeriense se produce el día 15 de febrero de 2003, cuando el agente de jugadores Antonio Fernández le invita para que le acompañe al Juan Rojas a presenciar un partido Almería-Córdoba que concluyó 1-3.

Por aquel entonces el presidente y accionista mayoritario Guillermo Blanes, tras el sufrido y costoso ascenso, ya había manifestado su intención de abandonar el fútbol y anunció la venta de su paquete de acciones, como ya hicieron otros consejeros o ex directivos. Alfonso García, igual que otros empresarios, también fue invitado a la  adquisición de acciones de la UD. Almería.

Y atentos porque aquí viene lo realmente significativo de este asunto. 

En su ánimo de colaborar, Alfonso García le comenta textualmente a José Luís Heredia, jefe de zona de sus empresas en Almería, lo siguiente: “Las acciones que sobren de las que hay en venta me las cargas a mi cuenta”.

Dicho y hecho. Le cargaron a su cuenta un total de 200  millones de pesetas en acciones, el correspondiente al 40% del total del accionariado de la UD. Almería. Alfonso García, que ni mucho menos podía esperar tal cantidad de acciones, no llega realmente a enterarse de tales magnitudes económicas hasta que al día siguiente le telefonea un periodista para preguntarle por tal hecho y le descubre la información.

Guillermo Blanes atesoraba el 51% y Alfonso García el 40%. Ambos cierran un acuerdo de compraventa y Alfonso García en pocos días se hace con algo más del 91% del capital social, el equivalente a 450 millones de pesetas. Capital social que, por cierto, al año siguiente -2005- se aumentaría al doble sustentándolo el propio presidente.

A partir de aquí el resto de la historia y su labor de presidente ya la saben. Todo es consecuencia de una personalidad larvada desde su juventud y que le ha llevado a triunfar. La UD. Almería ahora proyecta una imagen que cuenta con la consideración y el respeto de todo el fútbol español. Las buenas relaciones con el Ayuntamiento de Almería han sentado las bases para la próxima construcción de la ciudad deportiva y sólo resta saber si se confirmarán o no esas muy buenas expectativas deportivas. 

Me gustaría finalizar recordando lo que decía un hombre de mente privilegiada como Albert Einstein, pero sobre todo, tremendamente pragmático: “tendremos el destino que no hayamos merecido”. Merezcámoslo.


 

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Este artículo fue publicado originalmente en el Anuario Crítico de Almería 2007, en la sección Deportes


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