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La lucha por La Molineta


2014 | Sociedad



La lucha por La Molineta

ESTHER BENAVIDES
ebjunquera@gmail.com

Desde hace años la Plataforma Salvemos La Molineta, impulsada por la Asociación de Vecinos La Palmera del barrio de Los Ángeles, lucha por tener un parque en la ciudad que conectaría con el mar a través de la Rambla, y proteger el patrimonio histórico y etnográfico de Almería, tantas veces vilipendiado.

Montaña y mar de norte a sur se miran impregnándolo todo de olor a sal y a tomillo. Y entre esos aromas, un sueño, el de los vecinos de un humilde barrio hecho de los jirones de la emigración de los pueblos almerienses del interior, el de Los Ángeles, acostumbrados a luchar en la adversidad y también a imaginar un futuro mejor. Ellos ven que esa montaña, La Molineta, que conocen, en la que han jugado cuando pequeños y sus hijos ahora y donde están algunos de los colegios del barrio pero que cada día parece más ajena, menos accesible, podría ser el parque para toda la ciudad. Un espacio al norte de la capital que llega hasta otros tres municipios: Benahadux, Gádor y Santa Fe de Móndujar, hoy dividido por la Autovía A-92. La Molineta, abandonada a su suerte tras un pasado agrícola dedicado al cultivo de cereales gracias al Canal de San Indalecio, una obra de ingeniería construida en el siglo XIX de más de dieciocho kilómetros de longitud para recoger las aguas del río Andarax desde la Sierra de Gádor.

En el 2007 los vecinos del barrio de Los Ángeles organizaban, como cada año, sus Jornadas Culturales, en esta ocasión dedicadas al paraje de La Molineta. Su propuesta fue convertir este espacio singular en un parque periurbano del que carecen los habitantes de esta ciudad marítima. Fue entonces cuando descubrieron que los planes del Ayuntamiento de la capital para este enclave eran otros, recogidos en el Plan General de Ordenación Urbana (que no se ha llevado a cabo porque la Junta de Andalucía no ha dado su aprobación medioambiental y, posiblemente, porque también la crisis ha quitado empuje al proyecto), propios del desarrollismo a corto plazo en la era del ladrillo: urbanizar, levantar pisos, -más de ocho mil viviendas-, rompiendo la armonía de este paisaje de roca caliza, flora y fauna endémicas y pulmón de Almería. El diseño de construcción de viviendas dejaba “libres” 60 hectáreas, las que obliga el POTAUA, el Plan de Ordenación del Territorio de la Aglomeración Urbana de Almería, (en las que se incluía, por ejemplo, la zona de servidumbre junto a la autovía) pero de forma dispersa por lo que suponía de hecho desmembrar el territorio acabando así con el sueño de esa gran zona verde, transformando un paisaje singular que ha coronado la vista de los almerienses en una zona urbana más.

Desde entonces han pasado ya más de seis años y La Palmera, la asociación de vecinos del barrio de Los Ángeles, motor de la Plataforma Salvemos La Molineta en la que participan más de una quincena de asociaciones ecologistas, de vecinos y de defensa del patrimonio histórico y cultural, no han parado en su empeño. Campañas informativas, jornadas, encuentros, divulgación en los colegios y, sobre todo, pedir una y otra vez, incansablemente, que la Junta de Andalucía, por ser suyas las competencias, protegiera el Canal de San Indalecio en su conjunto para salvaguardar este lugar cuyo valor etnológico, cultural y paisajístico es reconocido unánimemente como un enclave único.

Por fin, el 16 de julio de 2014 se publicaba en el Boletín Oficial de la Junta de Andalucía el procedimiento para incluir como Bien de Catalogación General los elementos más representativos de este paraje; no ha sido una protección del conjunto, como reclamaba la Plataforma ciudadana pero al menos quedan protegidos los partidores, balsas, acequias, acueductos, pozos, caracoles, lumbreras, puentes, boqueras, molinos y fuentes más emblemáticos. No correrán así la misma suerte que la molina de agua del siglo XIX (que daba nombre al paraje según los vecinos de la zona) destruida en el mes de junio por el propio Ayuntamiento en la urbanización de una parcela al norte de la Rambla Belén. Los responsables municipales (del Partido Popular) insistieron entonces en que no se trataba de un elemento con protección alguna. Los ciudadanos hemos asistido, una vez más, a las críticas y acusaciones mutuas entre PP y PSOE. Todos los expertos en patrimonio consultados para este artículo, independientemente del signo de la administración para la que trabajan, coinciden en llevarse las manos a la cabeza ante otra pérdida histórica más.

Por su parte la Plataforma Salvemos La Molineta ha interpuesto una demanda ante la Fiscalía por destrucción de patrimonio histórico. “No sólo hemos perdido ya la molina, sino que también la balsa de La Capitana se encuentra en un estado lamentable y la balsa Terriza, en la que se ha instalado una pista de pádel y por la que no pudimos concursar como asociación de vecinos para dedicarla a un uso cultural, se ha pintado alterando ostensiblemente su fachada original”, afirma el presidente de La Palmera Eusebio Villanueva, quien asegura que “la Junta de Andalucía debió haber actuado hace años”.
La Molineta para nuestros políticos parece un problema. Para la asociación de vecinos de La Palmera y la Plataforma Salvemos la Molineta es una lucha. Entre los ciudadanos y ciudadanas de Almería hay signos explícitos de aprecio y movilizaciones en su defensa (el parque periurbano del Andarax, con 77 hectáreas, y el del Boticario, con 14, han hecho que, con las cifras en la mano, a cada ciudadano y ciudadana de Almería nos toquen más de 12 unidades de áreas de esparcimiento públicas; la realidad es que ambos espacios están alejados del núcleo urbano), pero también opiniones que varían entre el “estaría muy bien pero eso nunca lo van a hacer, aquí no, si fuera en Málaga o en Granada o en…”; y el “si hacen un gran centro comercial habrá puestos de trabajo por lo menos, que por allí no se puede ir de cómo está y la construcción también dará trabajo…” El presidente de la asociación de vecinos de La Palmera es consciente de que, más allá del consenso entre expertos en patrimonio y la dejadez política hay distintas opiniones: “si dejas abandonado algo al final cala el mensaje de que para estar así mejor que lo quiten, pero tenemos que pensar que frente a un centro comercial están las tiendas del barrio que dan trabajo y sostienen a muchas familias, que se pueden reconstruir las laderas paisajísticamente de ese destrozo que han hecho para levantar un centro comercial que ahora no interesa y que en el parque periurbano de La Molineta, esas 60 hectáreas que como mínimo deben estar unidas, se podría usar la antigua canalización del Canal de San Indalecio poniéndolo en valor y que esto sí sería un legado histórico y paisajístico inigualable y de disfrute para todos”.

Si finalmente Almería cuenta con ese parque soñado, una gran zona verde donde se conserve la flora y fauna endémica y autóctona, donde no tengamos que imitar a nadie sino mostrar con alegría lo que la naturaleza nos ha regalado, donde se rinda tributo a nuestra cultura del agua y niños y niñas, turistas y ciudadanos de Almería puedan conocer la gran obra de ingeniería del Canal de San Indalecio y palabras como partidor, boquera o balsa recobren su sentido original, si llega ese día serán otros los que corten la cinta o descubran la placa; otros distintos a quienes llevan años luchando por la conservación de este bien común: sólo hará falta ir a las hemerotecas para saber a quiénes les deberíamos dar las gracias.

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Este artículo fue publicado originalmente en el Anuario Crítico de Almería 2014, en la sección Sociedad


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