La Portada está fundamentada en dos elementos principales. Por un lado, un fondo de color negro reforzando la idea de ´Año Negro de la Prensa de Almería´, en cuyo conjunto se pueden leer algunas de las muchas circunstancias que ha tenido que sufrir el colectivo en el 2008. Por otro lado, la imagen procura representar la presión que sufren los informadores por parte de diversos sectores, y la precariedad laboral de muchos de los periodistas. 

En la fotografía, se representa a un profesional almeriense intentando realizar su trabajo, con los bolsillos sacados simbolizando ruina y las carencias que sufre en su puesto de trabajo. También hay dos hombres de corbata que simbolizan los grupos de presión. Éstos tienen los bolsillos llenos de dinero y, por ello, tiran de los brazos del periodista para manipular a su antojo la información que ha de salir publicada en el medio que ampara al periodista. 

* Joaquín Navarro, autor de la portada del `Anuario Crítico de Almería 2009´, trabajó como diseñador y maquetador en el desaparecido `Diario de Almería´, uno de los medios almerienses (junto con `El Director Económico´y `El Mundo Almería´) que cerró durante 2008. Situación que queda reflejada en la página principal de esta publicación.



Índice de esta sección

Elecciones 2008: ganar es más popular


  

Javier Romero


Los partidos cierran viejas heridas en el año de la rata


  

Iván Gómez


La izquierda que guardó luto al ladrillo


  

Juan Antonio Cortés


Ética, política y periodismo: un trinomio que hace aguas


  

María José López Díaz




Artículos de este autor

Elecciones 2008: ganar es más popular


2009 | Política



El baile político


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Juan Megino. Con denominación de origen


2011 | Política y Gestión



Campaña 2011, pobre e insípida


2013 | Política



Elecciones 2008: ganar es más popular


En elecciones todo el mundo gana, salvo tu rival, al que siempre podremos encontrar un “pero” que poner sobre su interpretación del recuento final de votos. En Almería, en las últimas elecciones generales y autonómicas no parece demasiado desacertado señalar al Partido Popular como principal receptor de las cifras más favorables. Pero ya digo que toda papeleta emitida es interpretable según la luz a la que la examinemos. Por tanto, no serán pocos los que apunten ahora que el Partido Socialista se apuntó el premio gordo al seguir manteniendo a sus cabezas de lista, Zapatero y Chaves, en el mismo sillón sobre el que se presentaron. 

Intentaré en las próximas líneas precisar el dibujo postelectoral que nos dejó el conteo de votos de los almerienses, sin barrer para ningún lado y con la única intención de aclarar la escena, porque el periodista que coge la escoba acaba como el animador del tren de la bruja: pillando por todos lados. 

Si a nivel nacional el empate en el congreso de los Diputados entre PSOE y PP (3-3) se deshacía en el Senado con un claro 3-1 a favor de los populares, en donde el resultado presentaba una evolución más significativa fue en el Parlamento Andaluz, en donde el PP, que presentaba al candidato a la presidencia de la Junta, Javier Arenas, como cabeza de lista, arrasó con siete de los doce escaños en juego. Mucho se había especulado con la incorporación al panorama andaluz de partidos escindidos de los populares y que habían conseguido cierto éxito a nivel provincial. Finalmente se comprobó que los intentos de PAL y GIAL por pasar de Doña María en dirección a Sevilla se quedaron como los pilares de los puentes de la A-7, traqueteados y temblorosos. 

¿A qué se debieron estos resultados? Interpretaciones hay tantas como electores, pero el privilegio del informador es que dispone de los datos para el análisis y la oportunidad de extraer conclusiones. A mi juicio, hay varios factores que contribuyeron a que el Partido Popular obtuviese el respaldo de los almerienses, aglutinando más del 50 por ciento de los votos, tanto al Congreso como al Parlamento andaluz, -superando en ambos en más de 30.000 votos al PSOE- y consiguiendo la victoria en feudos tradicionalmente socialistas como Vícar, Huércal Overa o Pulpí, sin olvidar, por otros motivos de sobra conocidos, el municipio de El Ejido, donde también se impuso con autoridad. 

Mucho se habló y escribió en su día acerca del llamado “efecto Javier Arenas” en relación con el significativo avance de los populares en nuestra provincia y lo que ello supuso para el resto de Andalucía. Es evidente que servir, lo que se dice servir, sirvió poco, porque el presidente de la Junta de Andalucía sigue siendo el socialista Manuel Chaves, que en la actualidad es el político español que más tiempo lleva desempeñando el mismo cargo. Pero como el que no se consuela es porque no quiere, los populares vieron en el triunfo almeriense de Arenas una premonición, un avance o una proyección de lo que van a ser las próximas elecciones andaluzas. De todos modos, los meses pasan y aunque las encuestas parecen avanzar en ese camino, no parece que el cambio anunciado todas las semanas por los populares tenga visos de socavar la sólida base sobre la que, al menos por estas últimas tres décadas, se asienta el poder de los socialistas en Andalucía. Pero ello no restó un ápice de entusiasmo formal a los populares. A día de hoy, el discurso de la inminencia del cambio es el mensaje oficial del PP almeriense. Hace pocos días, el presidente provincial, Gabriel Amat, decía: “Javier Arenas ha obtenido los mejores resultados del Partido Popular en la historia de la democracia en nuestra comunidad, aumentando en diez el número de escaños y recortando más de 400.000 votos al PSOE, y la nueva legislatura será la antesala del cambio político. El régimen socialista tiene fecha de caducidad.”

Finalmente, este análisis apresurado del resultado electoral de 2008 en Almería estaría lamentablemente incompleto sin mencionar el impacto mediático-político del nombramiento de Martín Soler como consejero de Agricultura. Desde su nombramiento, Martín ha demostrado ser, portada a portada, lo más parecido a Tomatomán que ha producido el campo almeriense. No hay reunión, cónclave, cumbre o simposio agrícola en Andalucía, España o Europa en donde no se haga presente la voz de nuestro consejero, que en apenas unos meses ha movido más rotativas que su predecesor en cuatro años. Mérito y dedicación no le faltan al consejero, que cuanto más habla de agricultura menos tiene que hablar de la situación en la que dejó al PSOE almeriense, con una ejecutiva firmemente sostenida entre Diego Asensio y Juan Antonio Segura Vizcaíno, que mira complaciente la labor de Juan Carlos Usero en la presidencia de la Diputación, y de permanente reojo al Grupo Municipal, que vive instalado en la incertidumbre del futuro cabeza de cartel municipal. 

El futuro está lleno de respuestas que ahora sólo podemos intuir.

 

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Este artículo fue publicado originalmente en el Anuario Crítico de Almería 2009, en la sección Política


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