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30 años de clásicos sobre las tablas

GILBERTO MÁRQUEZ MARTÍN
@gmarquezmartin

Las Jornadas de Teatro del Siglo de Oro de Almería celebraron en 2013 sus primeras treinta ediciones. Una importante trayectoria, aunque no exenta de dificultades, que ha sido distinguida con el Premio Max de la Crítica, el máximo galardón en el ámbito de las Artes Escénicas en España.

En 1983 en la antigua Universidad Laboral, hoy I.E.S. Portocarrero, Antonio Serrano, junto a otros profesores del Departamento de Lengua y Literatura, decidieron poner en marcha una iniciativa que acercara el teatro clásico a los alumnos de una forma más práctica, con la representación sobre el escenario de los textos que estudiaban en clase.

Aquel primitivo proyecto, cuyo origen pedagógico y de investigación permanece, fue avanzando, ampliando su presencia en otros municipios de la provincia, llamando cada vez más la atención de las compañías que se animaban a interpretar papeles aquí y contando con los directores y actores más prestigiosos de la profesión. De este modo, las Jornadas de Teatro del Siglo de Oro de Almería se han convertido en un evento cultural de referencia a nivel nacional y en uno de los festivales más destacados de los que se celebran en España sobre este género, como son los de Olmedo (Valladolid), Olite (Navarra), Chinchilla (Albacete) o Almagro (Ciudad Real), el más célebre por historia y repercusión.

Desde entonces, cada primavera, ofrecen una completa programación destinada a todo tipo de públicos y edades que, además de la puesta en escena de las distintas obras teatrales, incluyen otras actividades como conferencias, debates, talleres, cursos, conciertos, exposiciones, ciclos de cine, poesía o teatro en la calle y en los centros educativos. Un arduo esfuerzo de las personas implicadas en la divulgación del legado de los siglos XVI y XVII, que se ha visto recompensado en 2013 con el Premio Max de la Crítica, coincidiendo con el treinta aniversario de las Jornadas.

Dificultades económicas

Pero alcanzar estas cotas no ha sido fácil. La envergadura y relevancia de las Jornadas aconsejaban su institucionalización, mediante la creación de un patronato o fundación en el que estuvieran presentes las diferentes administraciones, y que las dotara de un estatuto legal y económico para garantizar su pervivencia. Después de varios años reclamando esta unidad y compromiso, Antonio Serrano no contó con la complicidad de las instituciones para llegar a esta alianza y dejó la dirección tras veintisiete ediciones en 2010. Ascensión Rodríguez lo relevó en el cargo.

Asimismo, la crisis, la subida del IVA al 21% y la pérdida de respaldo financiero del sector público y de empresas privadas, entre otros factores, habían supuesto un lastre que hizo peligrar su continuidad. La situación se tornó preocupante, pues el presupuesto seguía disminuyendo, condicionando negativamente la programación, la gestión, el funcionamiento y la promoción del Festival.

El riesgo de desaparición movilizó a los compañeros de las Artes Escénicas y a la ciudadanía, con el envío de un escrito reivindicativo a las autoridades, la recogida de firmas y mostrando su apoyo a través de las redes sociales. A pesar de los apuros, la cita anual con el teatro clásico continuó celebrándose. Poco a poco se fueron sumando colaboradores y algunos ayuntamientos manifestaron su interés en firmar un convenio de cooperación. Finalmente, en 2013 la Asociación de las Jornadas rubricó un acuerdo con los ayuntamientos de Almería y Roquetas de Mar y la Diputación Provincial, formando parte de la organización como patrocinadores, además de contar con otros consistorios almerienses, la Universidad, la Junta de Andalucía y otros colectivos relacionados con la cultura o la enseñanza, que les ha proporcionado una mayor estabilidad y la posibilidad de confeccionar un cartel atractivo que les permita seguir creciendo.

Premio Max de la Crítica 2013

Los Premios Max son unos galardones promovidos por la Sociedad General de Autores y Editores (SGAE) con los que, cada año, desde 1998, se distingue la labor de los profesionales y la calidad de las producciones más destacadas. De esta forma, el reconocimiento a las tres décadas de trabajo bien hecho por las Jornadas de Teatro del Siglo de Oro, ha llegado con la concesión del Premio Max de la Crítica, una mención especial independiente del concurso, instaurado en 2006, y otorgado por los propios colegas del gremio, reunidos en un jurado que componen periodistas especializados en el teatro y la danza.

La promoción de los textos clásicos, la integración del mundo universitario y educativo en el panorama escénico, su compromiso por el estudio del teatro, el apoyo constante a las compañías y la recuperación de dramaturgos andaluces, han sido los principales méritos por los que el Festival se ha hecho valedor del trofeo diseñado por el poeta y artista plástico Joan Brossa, la característica manzana plateada con antifaz dorado.

El premio más notable de las Artes Escénicas a escala nacional debe suponer un impulso para su consolidación y augurarle un próspero futuro, con una nueva etapa en el horizonte tras asumir Basilio Romero la dirección. Inculcar la afición al teatro entre los más jóvenes, rendir homenaje a las personas que han hecho posible el Festival u obtener un mayor compromiso de los ciudadanos en la Asociación, son algunos de los desafíos que quedan por delante. Precisamente, una de las novedades que se ha incorporado es la figura del ‘Amigo de las Jornadas’, una iniciativa de micromecenazgo con la que, quien desee participar, podrá ayudar en la financiación y sufragar algunas actividades, además de disfrutar de una serie de ventajas a cambio en relación a su aportación monetaria.

Las obras de Calderón de la Barca, Lope de Vega, Cervantes o Tirso de Molina seguirán muy vivas en Almería y provincia gracias a las Jornadas de Teatro del Siglo de Oro y a los patrocinadores, colaboradores y público. Porque hablamos de un elemento identificativo, una parte sustancial de nuestro patrimonio cultural que, al mismo tiempo, supone una inmejorable proyección al exterior como alternativa al turismo de sol y playa y una interesante oportunidad económica por explotar.

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Este artículo fue publicado originalmente en el Anuario Crítico de Almería 2014, en la sección Cultura


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