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El éxito de Unicaja Almería: una historia interminable

VÍCTOR VISIEDO
@victorvisiedo

Ocho años después, Unicaja Almería vuelve a conquistar una Superliga, la novena, que tanto se había resistido. Después de siete finales consecutivas perdidas y gracias a un equipo repleto de canteranos y a la labor experta de Piero Molducci, el equipo ahorrador conseguía derrotar a CAI Teruel y volver a la senda de los triunfos ligueros.

Han leído alguna vez La historia interminable? Si no lo han hecho, aún están a tiempo, aunque ya peinen alguna que otra cana. Les sorprenderá.
Esta novela juvenil que publicó Michael Ende en 1979, y que ha hecho las delicias de niños (y no tan niños) de varias generaciones, tiene ciertas similitudes con la exitosa historia del Club Voleibol Unicaja Almería. Lo sé, suena raro, pero intentaré explicárselo:

El club ahorrador nació de las ilusiones y los sueños de unos jóvenes amantes del voleibol, entre los que se encontraba Moisés Ruiz, allá por 1986.  Gracias a su esfuerzo y la ilusión que pusieron en ello, escribieron las primeras páginas de la historia de éxito del Unicaja Almería (CV Estudiantes en su origen y Club Cajalmería, más tarde). Al igual que en la novela, todo nació de la fantástica imaginación de unos soñadores.

Esta aventura fue haciéndose cada vez más grande gracias a la participación de personajes protagonistas como Manuel Berenguel, Axel Mondi, Cosme Prenafeta, Juanjo Salvador, Carlos Carreño, Fernando Muñoz y tantos otros que completan un reparto a la altura de las mejores novelas escritas.
De esta forma fue escribiéndose la leyenda del mayor club de voleibol de nuestro país. Cada temporada se iban sumando nuevas páginas que relataban los triunfos en la Copa del Rey, victorias épicas en la Superliga o hazañas memorables como la de 1998, cuando Unicaja Almería ganó la Superliga, la Copa del Rey y quedó finalista en la Liga de Campeones. Con este logro europeo, el listón quedaba tan alto que parecía imposible lograr un hito mayor… pero Unicaja, lo hizo.

Desde la temporada 99/00 hasta la 04/05, el equipo almeriense conquistó todas y cada una de las Superligas disputadas. Estos seis títulos seguidos (unidos a las dos ligas que ya había en las vitrinas, ganadas en los años 97 y 98) encumbraron a Unicaja Almería al altar del voley español, convirtiéndose en el equipo más laureado de la historia, y el primero en conseguir seis títulos de forma consecutiva.

Pero como sucede en la novela de Michael Ende, hay momentos en los que todo lo que se ha construido con ilusión, esfuerzo y años de dedicación, empieza a peligrar. Una oscuridad, surgida no sé sabe muy bien de dónde, se extiende lentamente, amenazando con cubrirlo todo. Y esto le ha sucedido al equipo ahorrador en los últimos ocho años. Ocho temporadas con más negros que claros. Ni un solo título de Superliga en este período —después de una época tan gloriosa— ha sido, sin lugar a dudas, un largo peregrinar por el desierto para Unicaja (al igual que anduvo el protagonista de La historia interminable por el desierto de Goab, en busca de nuevas aventuras).

Si bien es cierto, para ser justos, el equipo blanquiverde consiguió nuevos triunfos en estos ocho años. Tres Copas del Rey y tres Supercopas de España, a nivel nacional, y algunas victorias europeas que desgraciadamente no tuvieron el colofón de un título. Pero la ansiada novena Superliga no llegaba. Fueron siete finales perdidas consecutivamente, en las que, palmesanos primero y turolenses después, condenaron al equipo almeriense al segundo puesto.

Había llegado el momento de dar un giro. Abrir las ventanas para que una ráfaga de viento fresco alejase la oscuridad que amenazaba con convertir a Unicaja en el eterno subcampeón. Había que escribir una nueva página gloriosa en la historia de éxitos del club, para que la crónica de sus triunfos no se remitiera solo al pasado, sino que continuara siendo un relato presente, futuro e interminable.

Al igual que en el libro de aventuras, era necesario que llegase savia nueva, con ilusiones renovadas, para revitalizar al equipo y devolverlo a la senda del triunfo (alejando de una vez por todas la oscuridad amenazadora). Si en La historia interminable es Bastián Baltasar Bux quien logra la salvación, en el relato del club blanquiverde fueron los jugadores de la cantera los salvadores.

Desde hace muchos años Unicaja Almería viene trabajando muy bien las categorías inferiores. En los tiempos de bonanza económica, antes de que llegase la crisis que tanto ha afectado al mundo del deporte —y a casi todos los sectores, como tristemente sabemos— el club llegó a contar con ocho equipos en sus bases. No cabe duda de que esta inversión en la cantera ha dado sus frutos años después, sobre todo en 2013, como ahora detallaremos.

Seis jóvenes jugadores salidos de las inferiores del club ahorrador participaron en la temporada 2012/2013. Ignacio Sánchez, Toni Llobrés, Jorge Almansa y Andrés Villena, como jugadores de la primera plantilla, además de Carlos Felipe González y Alejandro del Águila, que alternaron el equipo mayor con el juvenil A. Tampoco podemos olvidar a Mario Ferrera o Víctor Viciana, aunque éstos son ya jugadores con una mayor experiencia.
Para que la historia del éxito del equipo almeriense resurgiera, no era suficiente con estos personajes nuevos, cargados de ilusión e imaginación (y calidad, por supuesto). Hacía falta una mano experta que supiera dar los trazos precisos sobre las hojas en blanco para escribir una nueva página gloriosa. ¿Y quién mejor que la persona que había guiado a Unicaja Almería en la última Superliga conseguida, allá por el año 2005? ¿Quién mejor que Piero Molducci para devolver al voleibol almeriense al lugar que merece y que nunca debió abandonar?

Así, con todo lo necesario bien dispuesto (un entrenador ganador, unos jugadores jóvenes y hambrientos de títulos y una afición deseosa de revivir los éxitos pasados), 2013 iba a ser el año de la ‘novena’. La tan esperada novena Superliga.

Llegó finales del mes de marzo y se repitió lo mismo que en las últimas cuatro temporadas: una final de Superliga ante CAI Teruel. Y el principio no fue esperanzador. Primer partido y primera derrota, por 3-0 en el Pabellón Los Planos de la ciudad aragonesa. Un día después, el segundo partido de la final. Una derrota de Unicaja dejaría el título prácticamente en manos del CAI Teruel. Comienza el partido y el primer set es para los turolenses. ¿Otra vez se repetiría lo mismo de las últimas temporadas? ¿Se le habría olvidado a Unicaja Almería cómo ganar una liga? No, no se repitió. Los ahorradores remontaron el partido y la final llegó a tierras almerienses con empate a uno. En el tercer partido, una victoria clara: 3-0.

El 5 de abril de 2013 era el día. La fecha marcada para cambiar la historia del club blanquiverde. O, más que cambiarla, para devolverla a la senda del éxito en la principal competición nacional. El Pabellón Moisés Ruiz estaba repleto. 2500 espectadores llevaban al equipo en volandas, al igual que el dragón de la suerte Fujur llevaba al protagonista de ‘La historia interminable’ (sí, ese animal larguirucho y volador, con cabeza de perro, de color blanco, que seguro que alguna vez ha visto en imágenes de la película que está basada en la novela).

Y entonces sucedió. El equipo estuvo sobresaliente y, especialmente, Andrés Villena, que siendo debutante en Superliga fue nombrado MVP de la final. Unicaja Almería venció por 3-1 y reconquistó la liga ocho años después. Tuvieron que pasar 2.891 días (sí, los he contado) para que un nuevo título de la Superliga pasara a engrosar la prolija historia de éxitos de nuestro club más laureado. La ‘novena’. Esa que tanto se hizo esperar. La que se consiguió gracias, en gran parte, a un espléndido trabajo de cantera. Como en la novela de Ende, el relato continúa. Quedan páginas en blanco que otros han de ir escribiendo. Nuevos éxitos que añadir a esta historia que esperemos que sea interminable. La historia de un equipo exitoso que lleva el nombre de Almería con orgullo.

Como esto de las temporadas deportivas no se corresponde con los años naturales, en octubre de 2013 comenzó una nueva aventura para los chicos de Molducci, “pero esa es otra historia y debe ser contada en otra ocasión”.

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Este artículo fue publicado originalmente en el Anuario Crítico de Almería 2014, en la sección Deportes


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