La portada es una reproducción de la imagen plasmada en una chapa que editó la Asociación de Periodistas de Almería y en la que se podían leer los hastags utilizados a través de Twitter por los periodistas para reivindicar la profesión y denunciar algunas de las situaciones que se estaban produciendo durante el año. Dicha chapa la vestimos muchos periodistas en todas las manifestaciones, que fueron muchas, y que tuvieron lugar durante los dos años de los que trata el Anuario de 2013.



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Periodismo: renovarse y vivir


  

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Artículos de este autor

Periodismo: renovarse y vivir


2013 | Comunicación



Periodismo: renovarse y vivir

Lidia Gutiérrez
Periodista

Esta semana nos despertábamos con un nuevo récord, y es que hemos rebasado el umbral de los 6 millones de parados en España, para ser más exactos 6.202.700 según los últimos datos de la EPA (Encuesta de Población Activa) referidos al primer trimestre de 2013. Sólo en Andalucía la tasa es del 36,87% y ésta se duplica si se habla de jóvenes menores de 25 años. Pero la situación no es mejor en el sector periodístico, según un informe de la APM (Asociación de la Prensa de Madrid) sólo en 2012 se triplicó la cifra de periodistas en paro con respecto al año anterior. Concretamente en Andalucía ya se han alcanzado los 4.000 periodistas en paro, cuando en 2011 la cifra era de 1.411. Y es que cada año salen de las universidades de comunicación más de 2.000 nuevos periodistas, de los cuales se prevé que sólo uno de cada cuatro graduados podrá trabajar en un medio de comunicación convencional. Todo esto ha llevado a que muchos jóvenes se plateen salir al extranjero en busca de una oportunidad laboral. Cada vez hay menos trabajo y más personas que lo demandan, y por primera vez en nuestro país esta situación afecta más a los jóvenes.

 

FUGA DE CEREBROS

Hoy en día casi todos conocemos a alguien que ha tenido que salir al extranjero para buscar un empleo o como dicen algunos “buscar suerte”. A primera vista, que una persona salga de su país para mejorar su situación laboral no es algo para alarmarse. Pero cuando esto se convierte en una rutina y la mayoría de los que se marchan son jóvenes, con estudios superiores, en muchos casos con doble titulación, másters o doctorados, algunos deberían empezar a preguntarse, y con ello me refiero a la clase política, si esta situación nos beneficia o no. Y digo que son los políticos los que deberían de preguntárselo porque en lo que respecta a los demás la mayoría ya sabemos que esta situación no sólo no nos beneficia, sino que nos perjudica. Esto es así porque se trata de jóvenes a los que se les ha dado una educación en España y a los que se les decía continuamente “tenéis que estudiar estar bien preparados y formados si queréis optar en un futuro a un puesto de trabajo digno”. Pues bien, muchos hemos cumplido con esta premisa y una vez concluido nuestros estudios nos encontramos con que el “trabajo digno” del que se nos hablaba no existe, y que si tienes suerte y encuentras algún trabajo resulta que está por debajo de tu preparación. Esto es algo contradictorio porque ahora lo que ocurre es que hay “sobretitulación”. Es por ello, por lo que casi 30.000 españoles decidieron emigrar el año pasado a Alemania, y ya no es sólo para buscar un empleo, sino también mejores condiciones laborales, más oportunidades de desarrollo profesional, aprender idiomas y, lo más importante, una mejor calidad de vida. Con esto no quiero decir que toda persona que desee salir al extranjero no lo haga, pero que sea eso, un deseo o una oportunidad y no una obligación. Porque la otra cara de esta moneda es que todo aquel que se marcha de su país no solo deja atrás una ciudad o una casa, sino también unos amigos, una familia y unas expectativas de vida truncadas. De un día para otro se encuentran con casi 30 años, mucha preparación y ninguna o poca experiencia laboral, puesto que desgraciadamente, en la mayoría de los casos, si quieres adquirir experiencia, a veces, es el propio trabajador el que debe pagarla para poder obtenerla. Algo que como poco es indignante y vergonzoso y no se debería permitir.

 

NO TODO ESTA PERDIDO

Aunque parezca raro, hay muchos que piensan, entre los que me incluyo, que no todo está perdido y que con el esfuerzo y ayuda de todos poco a poco la situación debe de ir cambiando y mejorar. Para ello, lo que toca ahora es ‘reinventarse’. Si, ya sé que es una palabra que se está escuchando mucho últimamente. Con esto creo que lo que nos quieren decir es que hay que diversificar los conocimientos que cada uno hemos ido adquiriendo a lo largo de nuestra vida. En el sector periodístico, que es el que nos afecta en primera persona, un primer paso sería el dejar de centrar todas nuestras expectativas en los medios tradicionales como la prensa, la radio…etc, y abrir nuevos horizontes hacia otros campos de trabajo que antes ni siquiera hubiésemos imaginado.

No debemos olvidar que somos una generación que ha crecido y aprendido con las nuevas tecnologías  y que éstas, nos gusten o no, son el futuro. Y es que, ¿quién no tiene hoy en día un móvil con internet o un perfil en alguna red social?, pues esto es sólo la punta del iceberg.  Internet se presenta como una oportunidad real de desarrollo profesional, lo único que hay que hacer es ver dónde se encuentra y saber aprovechar esas oportunidades. Hoy por hoy el papel del  periodista y sus funciones están en constante desarrollo y debemos aceptarlo. Ya no basta con escribir bien o ser un buen comunicador, ahora hay que saber manejar todas las herramientas que ofrece la red y adquirir nuevas competencias. Todo ello, sin perder nunca la objetividad y sin dejar de lado los principios y el rigor que todo periodista debe tener.

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Este artículo fue publicado originalmente en el Anuario Crítico de Almería 2013, en la sección Comunicación


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