Cierre de medios, despidos improvisados, desconcierto y desorden. Ante este cuadro, algunas de las empresas que se anuncian en la red,  observan, no sin sorna, la desesperación del gremio e intentan sacar tajada a toda costa. Los jóvenes se convierten en una parcela suculenta para estos magnates de la honestidad. Juventud es sinónimo de estupidez, por lo que ofrecen trabajos mediocres y básicamente una pura basura para los despistados o confundidos.

Hubo una época dorada del periodismo español. De ahí en adelante, emergieron las redacciones y las Escuelas de Periodismo. La tinta escrita se convertía así en el imperio donde nunca se ponía el sol. Pasamos de los Avisos del XVI a los diarios. El cuarto poder desembarcaba silente en la forma pero definitivo y real en los países libres. La palabra era ejercitada por periodistas reconocidos, exaltados por su valentía, su intelectualidad y su cultura sin parangón.  Sin embargo, hoy podemos decir que el sol se ha puesto en España para una profesión bellísima; la encargada de facilitar la verdad, de alzar la voz por los que no la tienen y de dar la noticia. La nueva realidad nos deja a todos apesadumbrados y llenos de escepticismo. Estamos en crisis. ¡A ver qué pasa!

Empezamos la búsqueda de empleo con ganas. Portales como infojobs.net, trabajar.com ,periodistas.com, trovit.es...son un aliciente para comenzar. Entonces lo que encontramos, a veces, es denunciable y enjuiciable. Nos topamos con proclamas que no proporcionan el salario real, que no ofrecen datos fiables ni la edad requerida para tal fin. Quizás una demanda curiosa que bajo la apariencia de unas prácticas deseables esconde un fondo de explotación. Jornadas inaguantables para cualquiera; trabajando fines de semana, festivos, sin pagas extra y sin vistas a ninguna promoción. Acaso alguna página web que solicita profesionales para que escriban en negro por unos dos o tres euros el artículo. Estas son abundantes en la red. Si tu estilo gusta, a lo mejor te pagan 6 euros. De manera que si pretendemos un salario para empezar necesitaríamos escribir unos 300 o 400 artículos mensuales. Pan comido.

Ofertas basura

“Se buscan periodistas con disponibilidad para el desnudo”, no necesaria formación ni experiencia. Esta era la propuesta de trabajo que saltaba a la palestra de los medios de comunicación en 2012 por su denigrante e irrisoria proposición. La empresa con sede en Marbella no facilitaba su nombre en la página web. No obstante, sí reclamaba “profesionales” con buena soltura para la expresión, con vistas a la conducción de un programa televisivo. Obviamente, fue denunciada la demanda por las Asociaciones de Prensa. Asimismo encontramos en 2013 otros anuncios como “se buscan actrices y modelos periodistas” o aquella más que vista de “se necesitan periodistas con una formación  de Bachillerato”. Parece una broma rebelde, de no ser porque es la mera realidad del día a día.

Nunca pensaron, lo periodistas, que tras cinco años estudiando el noble arte de escribir, tuviesen que instruirse también en ser modelos, actores, actrices, ejercitar el desnudo y comenzar una regresión en el tiempo hasta el bachillerato. Fijarse al estilo freudiano en esta etapa, para lograr comer del periodismo. Consideran algunas empresas y directivos que escribir, hablar y saber entrevistar lo puede hacer cualquiera con un mínimo de bachiller, porque sólo es cosa de conectar las palabras, poner comas, puntos y qué fácil. Bien. No obstante, no hemos observado jamás que se exijan abogados modelos para participar en un juicio civil. Tampoco a médicos que para operar tengan que saber hacer un streptease, arquitectos actores o economistas con una formación de Bachillerato para llevar la Bolsa. Ningún político, carpintero, obrero, azafata trabajaría gratis 15 horas al día para nada. Pero es que claro: ¡soy periodista mamá! Mi ignorancia curtida en libros no me permite comprender más allá. No sé nada de nada, sólo sé escribir, hablar a ratos y sonreír muy bien. No me pagan, me explotan, no me contratan. Pero es que ¡soy periodista, mamá!

La soledad bohemia y la incomprensión del día a día son una constante en nuestro quehacer. Lo sabemos. Aún así, no sabría determinar cómo es la sociedad que no valora a sus periodistas. Sólo una humanidad sin armas ideológicas y moralmente hundida puede ser capaz de llevar al desprecio de la profesión, a la muerte de la tinta.

Opciones y decisiones

El ciberespacio, es denso e inhóspito. Con todo, se pueden encontrar trabajos que merecen la pena. Lo malo es que pronto se desbordan con personas que se apuntan, que a su vez están sin trabajo y que como es obvio saben valorar las buenas opciones. La necesidad apremia. La experiencia es un valor añadido. Pero si no hay demanda, no se puede obtener experiencia, por lo que el periodista se cansa, emprende, busca nuevas oportunidades. Otros sectores le reclaman. La formación tecnológica se vuelve cumbre para el periodista. El enchufismo es la panacea del país, pero no todo el mundo posee un enchufe que le conecte. ¡Esto es España! Si no hay trabajo ni oportunidad para los nuevos y no tan nuevos profesionales lo mejor es despegar y volar lejos. Buscar opciones, tomar decisiones.

Latinoamérica se convierte pues en una elección saludable para quienes desean iniciar la marcha con miras hacia nuevas vistas. Horizontes como Chile o Uruguay aparecen en la lista. Países estables que crecen por momentos, países hermanos que no van a rechazar al mochilero formado, con buena pluma, que se asiente en sus lindes. Aún así, soy de las que piensa que cuando uno lanza a la vida la necesidad de escribir, de comunicar, más tarde o más temprano la necesidad le alcanza. También en el ciberespacio. Es que ¡Soy periodista! ¡SOMOS PERIODISTAS!