La portada es una reproducción de la imagen plasmada en una chapa que editó la Asociación de Periodistas de Almería y en la que se podían leer los hastags utilizados a través de Twitter por los periodistas para reivindicar la profesión y denunciar algunas de las situaciones que se estaban produciendo durante el año. Dicha chapa la vestimos muchos periodistas en todas las manifestaciones, que fueron muchas, y que tuvieron lugar durante los dos años de los que trata el Anuario de 2013.



Índice de esta sección

Nuestras voces nunca estuvieron dormidas


  

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Se llama intrusismo


  

Ana Almansa


Periodismo y política, peligrosa amistad


  

Sonia Arráez


Treinta y nueve años y un día…


  

José María Granados


¡Soy periodista, mamá!


  

Maite Cantón


Periodismo: renovarse y vivir


  

Lidia Gutiérrez


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Periodismo y política, peligrosa amistad


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Periodismo y política, peligrosa amistad

Sonia Arráez
Periodista

El periodismo “debe ser un servicio público” o por lo menos eso es lo que se enseña a cientos de periodistas en la Facultad. Esta afirmación académica carece de valor a medida que se ejerce la profesión en una empresa periodística, que como tal  vela por sus intereses a veces alejados del periodismo.

La relación entre periodismo y Estado siempre ha sido muy estrecha en España ya que las instituciones regulan y otorgan las licencias del espectro radioeléctrico. Pero durante estos años de bonanza económica esa amistad se ha tornado peligrosa, generando una burbuja mediática con la aparición de nuevas cabeceras y el aumento de concesiones administrativas para canales de radio y televisión.

El vínculo entre periodismo y política se ha ido cercando más al convertirse la administración en la principal fuente económica de muchos medios de comunicación. Las instituciones, sin mesura en sus gastos, han destinado grandes presupuestos de publicidad a los mass media que han visto engordar sus balances económicos pero también su dependencia del poder político. Como recoge el periodista Arturo González en su columna Puntada sin hilo  del periódico Público.es “se puede decir que la información de todos los medios de comunicación está al servicio y en sintonía con los dueños de los medios y de sus criterios y compromisos políticos, económicos y morales”.

La objetividad, neutralidad e independencia de los medios de comunicación ha sido sustituida por los intereses y las posiciones ideológicas de sus propietarios que son: Silvio Berlusconi de Telecinco y Cuatro; grupo Prisa de la SER y El País; José Manuel Lara propietario del grupo editorial Planeta y el grupo italiano del Corriente della Sera de Antena 3, La Sexta, La Razón, Onda Cero; el Gobierno central de RNE, TVE, La 2 y 24 horas;  las comunidades autónomas son propietarias de las televisiones autonómicas; la Conferencia Episcopal de la COPE; Unidad editorial de El Mundo…

En muchos casos, esa amistad periodismo-política ha llegado a ser agresiva por ambas partes. Los directores de los diarios encuestados en el Libro negro del periodismo en España, aseguran haber recibido presiones externas por parte de las instituciones públicas para influir sobre los contenidos. Los políticos también denuncian acoso de la prensa que ofrece acompañamiento informativo en su línea editorial a cambio de publicidad.

Si analizamos algunos acontecimientos podemos ver la influencia de la “marca política” en el trato de la información. El estudio de Pilar Chavero sobre La cobertura del Caso Gürtel en los medios de comunicación (2008 a 2011) compara El País y El Mundo  por ser los dos extremos más polarizados. Después de la filtración a El País, en 2009, de un posible caso de corrupción en el PP, tanto este periódico como El Mundo reenfocaron sus miras para informar del tema. El País pasó de hablar de sociedad a centrarse en la corrupción política y El Mundo dejó de atacar al gobierno socialista con el paro y la crisis para dar visibilidad al asunto. Una vez superado el momento de actualidad informativa sólo El País y Levante dieron continuidad al caso Gürtel. El Mundo optó por volver a los temas que perjudicaban al Gobierno socialista.

Se podría afirmar que unos medios son de derechas y otros son de izquierdas pero despistan los virajes ideológicos que a veces protagonizan. Por ejemplo: El Mundo apoyó la teoría de la conspiración sobre el caso Gürtel pero pasó en una misma tarde a pedir a Rajoy que tomase medidas contra los cargos populares imputados. También llama la atención cuando el director de El País, Juan Luis Cebrián mostró su apoyo al candidato del PP, Mariano Rajoy,  en vísperas de las elecciones generales y tras el previsible fracaso de su homólogo socialista, Alfredo Pérez Rubalcaba. En otras palabras: éste periódico que presumía de ser un diario de izquierdas, pasaba a ser de “centro izquierda”.

No queda claro si lo que marca la línea editorial es la política o el poderoso caballero don dinero. En el caso del periódico El País los problemas económicos han propiciado la entrada de un fondo de inversión norteamericano para afrontar sus deudas. Pareciera que esto le permite ahora cierta objetividad e independencia informativa pero no se ha librado, al igual que muchos medios de comunicación, de los recortes en plantilla.

La estrecha relación entre periodismo y política está arrastrando a esta profesión hacia el declive. Desde 2008 han cerrado 197 cabeceras y 9.383 periodistas han quedado desempleados. Además, con los recortes en publicidad institucional se advierte una brusca caída próxima al 50%, en la supervivencia de la prensa escrita. En la televisión y en la radio esta caída se va produciendo con una menor repercusión.

Pero esta no es la única razón de la decadencia del periodismo. La pérdida de confianza del pueblo es otro caballo de batalla. Los medios de comunicación se han alejado de los ciudadanos al no ejercer como verdaderos mediadores y agentes de presión sobre los actores políticos. La credibilidad que el periodismo español consiguió tras la instauración de la democracia ha ido desapareciendo por la mercantilización de la información y el clientelismo político. Hace unos años esto no tenía gran repercusión, sin embargo con internet los medios tradicionales han perdido su posición hegemónica en la información y ahora buscan otra forma de hacer periodismo para acercarse al pueblo.

Lo más importante en esa búsqueda es que  los poderes públicos, las empresas privadas, sus empresarios y los propios periodistas hayamos comprendido cuál es el papel que los medios de comunicación han de jugar en una sociedad democrática y libre.

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Este artículo fue publicado originalmente en el Anuario Crítico de Almería 2013, en la sección Comunicación


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