La portada es una reproducción de la imagen plasmada en una chapa que editó la Asociación de Periodistas de Almería y en la que se podían leer los hastags utilizados a través de Twitter por los periodistas para reivindicar la profesión y denunciar algunas de las situaciones que se estaban produciendo durante el año. Dicha chapa la vestimos muchos periodistas en todas las manifestaciones, que fueron muchas, y que tuvieron lugar durante los dos años de los que trata el Anuario de 2013.



Índice de esta sección

Nuestras voces nunca estuvieron dormidas


  

Judith Vidacal


Periodistas corriente


  

Miguel Ángel Blanco


Se llama intrusismo


  

Ana Almansa


Periodismo y política, peligrosa amistad


  

Sonia Arráez


Treinta y nueve años y un día…


  

José María Granados


¡Soy periodista, mamá!


  

Maite Cantón


Periodismo: renovarse y vivir


  

Lidia Gutiérrez


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Artículos de este autor

Nuestras voces nunca estuvieron dormidas


2013 | Comunicación



¡Oiga, que el deporte también se gestiona!


2014 | Deportes



Nuestras voces nunca estuvieron dormidas

Judith Vidacal
Periodista

SIN PERIODISTAS NO HAY PERIODISMO NI DEMOCRACIA reivindicábamos  a los cuatro vientos hace poco más de un año  junto a la estatua  de Nicolás  Salmerón, presidente de la I República  y defensor de la Libertad de Prensa. Los periodistas almerienses dimos el pistoletazo de salida  a una cadena de movilizaciones en diversas provincias españolas unidas por una misma causa, luchar para que el Periodismo ocupe el lugar que le corresponde, y que mejor manera de hacerlo que el Día Mundial de la Libertad de Prensa. Megáfono en mano y con ganas de comernos el mundo, salimos a la calle para mostrar nuestra más absoluta disconformidad y rechazo a la alarmante y deplorable situación que vive la profesión y para demostrar nuestro compromiso con la sociedad, una sociedad que se está quedando ciega y sorda, una sociedad a la que se le está privando de su derecho a ser informada sin manipulaciones ni filtros.

¿Dónde quedaron aquellos tiempos en el que el Periodismo era el cuarto poder y combatía contra viento y marea al servicio de la sociedad? Lamentablemente quedó en nuestro recuerdo y en las hemerotecas. Ahora como mucho se puede aspirar a trabajar con cortapisas o con miedo a ser víctima de un ERE, o lo que es aún peor, trabajar gratis. Los periodistas hemos repetido una y otra vez que #gratisnotrabajo, es clave para dignificar la profesión y hacernos valorar, pero siempre hay alguno que se lo salta a la torera. Con el argumento de que las colaboraciones altruistas dan prestigio y nutren la experiencia profesional se está aprovechando más de uno y más de dos. “Demandamos una retribución digna por nuestro trabajo”, recogía el manifiesto leído por una joven periodista, miembro de la  AP-APAL.

El año que quedó atrás, 2012, ha sido catastrófico para  este oficio, “el año negro del periodismo” ha sido definido por muchos y los datos así lo corroboran: Más de 27.400 periodistas estaban en paro en septiembre, cifra que no ha parado de engordar hasta la fecha. 6.393 profesionales de la información perdieron su empleo desde el inicio de 2008, fecha en la que comienza la manida crisis.  Se cerraron más de 197 medios de comunicación, a los que hay que sumarle los que han echado la llave en los meses posteriores y, en consecuencia, los trabajadores que han ido a la calle. Y podemos seguir dando cifras hasta aburrir al personal pero no es mi intención, las pinceladas anteriores dan para hacerse una idea de que los comunicadores no atravesamos por nuestro mejor momento. Y todavía habrá a alguno que le sorprenda o no entienda por qué salimos a la calle (de manera pacífica) a rebelarnos contra este panorama... Más teníamos que protestar y movilizarnos, ¡oiga! que estamos hablando de nuestras libertades y derechos, que no es peccata minuta.

Almería marcó un hito en la puesta en práctica de ese sentimiento reivindicativo gestado durante todos estos años por razones más que evidentes y que quedó materializado en la manifestación del 3 de mayo en la Puerta de Purchena, la primera de España. En ella demostramos que nuestras voces nunca estuvieron dormidas, que seguiremos alzándolas hasta que nuestras cuerdas vocales dejen de vibrar. Tenemos claro que existe una alternativa a esta pantomima que nos quieren vender como democracia en la que los periodistas somos meros rellenadores de espacios vacíos en los medios de comunicación, no nos dejan ejercer nuestro trabajo. Nuestro deber es elaborar informaciones veraces, rigurosas, contextualizadas y contrastadas. No podemos aceptar más ruedas de prensa sin preguntas, hay que acabar de una vez por todas con la estrategia de negar explicaciones a los ciudadanos y de anular por complemento la figura y la labor del periodista.

Queremos un periodismo libre de presiones y servidumbres políticas y económicas que han desgastado la confianza que la ciudadanía tenía depositada en nosotros. Los profesionales de la información rechazamos que los empresarios de los medios de comunicación antepongan los intereses económicos a los derechos de los ciudadanos a estar verazmente informados, obviando los principios éticos y deontológicos de la profesión periodística. Y por supuesto, rechazamos el intrusismo profesional que tanto daño está haciendo a nuestra imagen y que ha contribuido, en gran medida, a la pérdida de la credibilidad por parte de la sociedad.

Según el barómetro del CIS el oficio de periodista es el segundo peor valorado por los españoles, un dato este poco alentador. La profesión está bajo mínimos y por lo que parece va a seguir siendo así. ¿Hasta cuándo vamos a seguir soportando esta situación? ¿Vamos a continuar permitiendo que nos tapen la boca, que no tengamos ni voz ni voto?

2013 está siendo otro año negro para el periodismo, siguen engordando las cifras de parados, de medios disueltos, de becarios que sustituyen a profesionales con experiencia, de trabajadores a costa cero... Pero también sigue engordando la indignación y la rabia que alimentan nuestras fuerzas para seguir manifestándonos y luchando para que nos dejen hacer nuestro trabajo dignamente.

Este viento en contra -llámenle crisis o como ustedes gusten- que está azotando sin piedad a los profesionales de la comunicación no amainará hasta que no haya una toma de conciencia firme y seria por parte de todos los ciudadanos. Urge la recuperación del sentido crítico, narcotizado y amedrentado por los que manejan los hilos. No olvidemos que la libertad de información y de expresión son derechos constitucionales que están siendo anulados en detrimento de un espejismo de democracia en el que el 'demo' es el último mono.

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Este artículo fue publicado originalmente en el Anuario Crítico de Almería 2013, en la sección Comunicación


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