Frente al ordenador. 

Así es como nos encontramos a diario los profesionales de medios de comunicación. Tenemos que escribir para locutar, subir a la web o llevar a imprenta aquello que los espectadores o lectores encontrarán en televisión, radio, periódicos e Internet. 

Un proceso que, cada vez, es menos sencillo. Durante ese período de tiempo se reciben llamadas, visitas a la mesa de personas de ‘rango’ superior que tratan intervenir en nuestro trabajo, etc. El periodista quisiera, entonces, encontrarse en una burbuja, mantenerse aislado y no sufrir interferencias que mermen la finalidad y objetivo que se persigue: informar, y bien. 

Aunque encontremos esos factores externos que tratan de interponerse entre el profesional y su ordenador, debemos obviarlos, espantarlos como si de una mosca que no para de molestar se tratase y continuar con nuestro cometido. Volver al origen de este trabajo y reducir todo aquello que disminuya la fuerza del mensaje entre el emisor y el receptor. 

Escribir, leer, volver a escribir, releer y dar por concluido nuestro texto cuando sólo nosotros estemos seguros de ello, con responsabilidad y profesionalidad. De eso sólo sabemos los periodistas.





agosto


Este artículo pertecene al mes agosto del anuario de 2011 |  Pulsa aquí para consultar titulares de agosto  | Ir a portada

Una mala jugada al fútbol



Nunca antes el deporte almeriense había sido testigo de un caso de esta magnitud. A primera hora de la mañana del 7 de agosto los medios se hacían eco de una operación desarrollada por la Policía Nacional sobre pornografía infantil. Para sorpresa de todos el nombre de uno de los detenidos era Nicolás Uclés quien durante tres décadas había permanecido al frente de la Federación almeriense de fútbol. La noticia pronto se convertía en tema de conversación de todos al tratarse del máximo responsable del fútbol base en la provincia, una circunstancia que le otorgaba, si cabe, un valor más trascendente a su detención. Uclés quedaba en libertad sin fianza pero imputado por un presunto delito de tenencia de pronografía. La denuncia vino de la Federación Andaluza al comprobar “un tráfico anormal” de archivos y fotografías. Había 4.000 archivos de sexo adulto en los ordenadores e imágenes de contenido pedófilo.




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