Frente al ordenador. 

Así es como nos encontramos a diario los profesionales de medios de comunicación. Tenemos que escribir para locutar, subir a la web o llevar a imprenta aquello que los espectadores o lectores encontrarán en televisión, radio, periódicos e Internet. 

Un proceso que, cada vez, es menos sencillo. Durante ese período de tiempo se reciben llamadas, visitas a la mesa de personas de ‘rango’ superior que tratan intervenir en nuestro trabajo, etc. El periodista quisiera, entonces, encontrarse en una burbuja, mantenerse aislado y no sufrir interferencias que mermen la finalidad y objetivo que se persigue: informar, y bien. 

Aunque encontremos esos factores externos que tratan de interponerse entre el profesional y su ordenador, debemos obviarlos, espantarlos como si de una mosca que no para de molestar se tratase y continuar con nuestro cometido. Volver al origen de este trabajo y reducir todo aquello que disminuya la fuerza del mensaje entre el emisor y el receptor. 

Escribir, leer, volver a escribir, releer y dar por concluido nuestro texto cuando sólo nosotros estemos seguros de ello, con responsabilidad y profesionalidad. De eso sólo sabemos los periodistas.

Una guardería de la capital era la encargada de desatar todas las alarmas en junio de 2009. Dos menores de tres años daban positivo en tuberculosis pulmonar, lo que llevaba a la Delegación de Salud de la Junta a activar el protocolo epidemiológico que previniera posibles nuevos casos. Cien alumnos y sus 15 profesores, así como los familiares más allegados de éstos, fueron sometidos a las pruebas de detección que se saldaron con 28 afectados, la mayoría en una fase incipiente de esta enfermedad infecciosa causada por una batería. El centro permaneció abierto al público durante todo el proceso que se prolongó durante varias semanas. El brote venía a confirmar las estadísticas que sitúan a nuestra provincia, históricamente pero por causa de otro tipo de población, como la primera en la Comunidad Andaluza en número de casos de esta enfermedad -28 por cada 10.000 habitantes.