Frente al ordenador. 

Así es como nos encontramos a diario los profesionales de medios de comunicación. Tenemos que escribir para locutar, subir a la web o llevar a imprenta aquello que los espectadores o lectores encontrarán en televisión, radio, periódicos e Internet. 

Un proceso que, cada vez, es menos sencillo. Durante ese período de tiempo se reciben llamadas, visitas a la mesa de personas de ‘rango’ superior que tratan intervenir en nuestro trabajo, etc. El periodista quisiera, entonces, encontrarse en una burbuja, mantenerse aislado y no sufrir interferencias que mermen la finalidad y objetivo que se persigue: informar, y bien. 

Aunque encontremos esos factores externos que tratan de interponerse entre el profesional y su ordenador, debemos obviarlos, espantarlos como si de una mosca que no para de molestar se tratase y continuar con nuestro cometido. Volver al origen de este trabajo y reducir todo aquello que disminuya la fuerza del mensaje entre el emisor y el receptor. 

Escribir, leer, volver a escribir, releer y dar por concluido nuestro texto cuando sólo nosotros estemos seguros de ello, con responsabilidad y profesionalidad. De eso sólo sabemos los periodistas.




Índice de esta sección

Prosperidad frente a nostalgia


  

Eduardo D. Vicente


Escampa la lluvia de millones extraordinarios


  

Lorenzo Robles


Juan Megino. Con denominación de origen


  

Javier Romero


Las mujeres y el poder


  

Lola López


Ahora o nunca


  

Jose Luis Pascual


Y la ciudad se quedó en aldea


  

Miguel Pérez


El adiós de Juan Megino y la agonía del PAL


  

Iván Gómez


Una mudanza cuestionada


  

Pablo Requena


Palabra de político


  

M. C. Callejón


El Tobogán Socialista


  

Manuel León


Número rojos: disciplina e ingenio


  

Juan Antº Cortés




Artículos de este autor

Palabra de político


2011 | Política y Gestión



Palabra de político


De ilustre apellido quijotesco e ideología, en ocasiones, tan utópica como la de aquel oriundo de algún lugar de La Mancha, Diego Cervantes, ha sabido labrarse en Almería un puesto de honor entre aquéllos que nacen políticos, aunque su trayectoria de casi tres lustros en el Ayuntamiento de la capital le haya ayudado a forjar una retórica que pocos pueden hoy en día igualar en el yermo páramo de la dialéctica política almeriense. Con su marcha de la vida municipal, en diciembre de 2009, el ahora soldado raso de IU dejaba el listón muy alto, demasiado, no sólo para su sucesor, sino también para el resto de quienes componen la clase política capitalina, por lo general, de una oratoria de baja talla. Elocuente para algunos y coherente para otros, demagogo incluso para muchos y, sobre todo, muy mediático; tanto, que su v i r t u o s i s m o con la palabra, su exposición siempre argumentada, y su vehemencia centrada en la defensa de quienes más lo necesitan, fiscalizando como nadie la gestión municipal y diseccionando hasta el último detalle los puntos débiles del rival, ha sabido captar como pocos la atención de los medios de comunicación y, a través de ellos, llegar al resto de la sociedad. Y, como muestra, una anécdota, la protagonizada por el socialista José Antonio Amate, con quien Cervantes tuvo durante los años que compartieron banca en la oposición municipal duros enfrentamientos verbales en no pocos plenos y que, en el de su despedida, no pudo dejar de reconocerle, sin ocultar una manifiesta envidia, su irresistible éxito copando titulares. Aunque sus inicios y su adiós en política le llegaron haciendo oposición, Diego Cervantes se fue con la satisfacción de saber en primera persona lo que es gobernar. Compartió responsabilidad municipal con el PSOE en la corporación 1999-2003, encargándose del urbanismo de la ciudad, un área a priori en las antípodas del interés que debiera ocupar a un munícipe de izquierdas, aunque este matiz quede resuelto cuando se recuerda su proyecto 'estrella' por el que, pese a quien le pese, será recordado, y que se centró en cumplir el derecho constitucional de una vivienda digna a uno de los sectores sociales más vulnerables. Las primeras viviendas para jóvenes fueron su mejor obra. Esa, y la puesta en marcha de una urbanización, la de El Toyo, que fue el centro neurálgico del evento contemporáneo que ha encumbrado a la capital a nivel internacional en su historia más reciente. Una gloria, la de los Juegos Mediterráneos Almería 2005, que saborearon otros aunque a Cervantes le quede el dulce regusto de haber contribuido sin excesivo histrionismo a hacerla realidad.
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Este artículo fue publicado originalmente en el Anuario Crítico de Almería 2011, en la sección Política y Gestión
Palabras clave de este artículo: Cervantes  |  Almería  |  concejal  |  Izquierda Unida


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