Frente al ordenador. 

Así es como nos encontramos a diario los profesionales de medios de comunicación. Tenemos que escribir para locutar, subir a la web o llevar a imprenta aquello que los espectadores o lectores encontrarán en televisión, radio, periódicos e Internet. 

Un proceso que, cada vez, es menos sencillo. Durante ese período de tiempo se reciben llamadas, visitas a la mesa de personas de ‘rango’ superior que tratan intervenir en nuestro trabajo, etc. El periodista quisiera, entonces, encontrarse en una burbuja, mantenerse aislado y no sufrir interferencias que mermen la finalidad y objetivo que se persigue: informar, y bien. 

Aunque encontremos esos factores externos que tratan de interponerse entre el profesional y su ordenador, debemos obviarlos, espantarlos como si de una mosca que no para de molestar se tratase y continuar con nuestro cometido. Volver al origen de este trabajo y reducir todo aquello que disminuya la fuerza del mensaje entre el emisor y el receptor. 

Escribir, leer, volver a escribir, releer y dar por concluido nuestro texto cuando sólo nosotros estemos seguros de ello, con responsabilidad y profesionalidad. De eso sólo sabemos los periodistas.




Índice de esta sección

El maltrato es ‘Cosa Nostra’


  

Faustino J. González


Es violencia, sean del género que sean víctima y agresor


  

Laura Montalvo Merenciano


Sin noticias de Lourdes


  

Mari Angeles Arellano


El epicentro de los males


  

Míriam Alcaraz


Juan `El Chato´


  

Antonio Hermosa


Abusos sobre el más débil


  

Manuel Carretero


Prevarica, que algo queda


  

Miguel Martín


Suma y sigue … Poniente


  

José Mª Granados




Artículos de este autor

Suma y sigue … Poniente


2011 | Tribunales y Sucesos



Suma y sigue … Poniente


La apertura de gran parte del contenido del Sumario del Caso Poniente cuya instrucción dirige la juez Montserrat Peña no ha desvelado los secretos íntimos que, al parecer, se esperaban. El sumario, en un suma y sigue que se prolonga cuando escribo esto, lo único que ha puesto de manifiesto es que al público le va el morbo. Me explico. Cuando la juez levantó el secreto sobre la parte sumarial que contenía las escuchas telefónicas, la opinión pública empezó a reclamar información y más información sobre lo que parecía ser, sin duda, el mayor caso de corrupción detectado en Almería. Se había hablado de un pufo de por lo menos 150 millones de euros, dinero sacado de la caja común de todos los ejidenses y de que unos desaprensivos se habían apoderado del botín. Hasta ahí parecía claro todo, incluida la presunción de inocencia de las personas imputadas. La publicación de algunas de esas conversaciones, las que se eligieron tras lectura de miles de folios, planteó una especie de trama novelesca, en la que las conexiones entre los presuntos culpables del estropicio aparecían como en una tela de araña que se tejía en la prensa mientras los abogados presentaban papeles y papeles en el juzgado. Las conversaciones revelaban algo más que amistad y compañerismo entre los interlocutores. La publicación periodística abría el paso a centenares de comentarios en los foros abiertos ex profeso en los que se comentaban una y otra vez estas conversaciones, intentando incluso adelantar posibles contenidos que la juez había considerado no hacer públicos aún. La expectación se mantenía, avivada por algunas apariciones de personajes públicos no imputados y por la atracción de acciones políticas con intervención de personas de todos los partidos políticos. “Aquí hay salsa”, parecían decirse unos a otros Toda esta expectación se ha mantenido hasta que Montserrat Peña ha liberado otra parte importante del sumario, aquella en la que los informes técnicos de especialistas, las investigaciones policiales, de la Agencia Tributaria, de la Seguridad Social etcétera, estaban a disposición de la opinión pública y de la verdad.
 
Sin gran interés

Pues bien, a partir de ahí, no ha interesado lo suficiente la pólvora. Profundizar en el tamaño del agujero económico, parecía no interesar tanto como lo que unos y otros se decían por teléfono o lo que insinuaban. No se notaba un gran interés por lo que desvelaban los miles de folios, por lo que se dejaba ver en papeles tan oficiales como las declaraciones de la renta de los imputados, o las facturas catalogadas como falsas que se empleaban. Eso no importaba. La calle, pedía otras cosas, más al estilo ese de las tertulias televisivas. Es una pena, pero no hay ninguna Pantoja en la trama y eso estropea el resultado. El gran interés por lo visto debe estar en lo anecdótico. En cosas tales como que uno de los imputados sacara la basura de su casa en un carrito de golf o en si se habían encontrado billetes de 500 euros envasados al vacío en bolsas de plástico, la colección de relojes, los coches de alta gama, aquella famosa tarjeta negra de American Express y lo que podía suponerse de algunas conversaciones que mezclaban negocio con placer. Así ha sido esta segunda parte del Sumario. Un porrón documental, con más sellos oficiales que las viejas instancias y el trabajo de muchas personas, expertos económicos, funcionarios públicos, desvelados por completar pruebas, por analizar la trama, facilitar el trabajo a la juez y dejar en manos del tribunal competente todo lo que le pueda llevar a adoptar en su día una decisión justa. Para la mayoría, la nueva exposición sumarial ha sido una decepción. En los medios de comunicación, lo importante no parecía ser la seriedad de los documentos, sino que no había suficiente salsa rosa alrededor, con una braguita o un calzoncillo que se hubiera exhibido, hubiera bastado para colocar en primera plana un gran titular. Lo otro, lo que verdaderamente se esconde, no ha parecido lo suficientemente importante y en cinco días prácticamente se ha dado carpetazo informativo a años de investigación y trabajo policial y de
inspección económica. ¿Por qué esta percepción?, ¿por qué esa decisión? Posiblemente porque el efecto de los mass media en la audiencia ha conseguido que lo serio se banalice o desaparezca. Toda la expectación levantada por el Caso Poniente. Los ríos de tinta, los mares de palabras y los océanos de imágenes que llenaron día tras día la espera, han desparecido cuando había suficiente material sobre la mesa como para insistir en mostrar la verdad.
 
Hacia el final

Sin ser jueces, ni jurado, y sin tener poder de decisión, el sumario del caso Poniente, si se lee, al menos plantea dudas sobre la legalidad de una serie de acciones que allí se reflejan; acciones y operaciones que cuentan con el beneplácito de mucha gente, desde el Ayuntamiento, desde la empresa Elsur y desde los grandes socios de esa empresa que todavía no han dado la cara y no han explicado las razones de por qué no pusieron coto a lo que sus otros socios, más catetos y menos sofisticados, hacían y que en los informes de las inspecciones de la Agencia Tributaria o de la Seguridad Social, por ejemplo, se expone con claridad. Es, hasta cierto punto, indignante que empresas como Abengoa o Cajasol, de esas que se
Consideran con caché empresarial, y con medios suficientes como para controlar que se cumpliera con la
legalidad, cerraran los ojos ante el asalto que, al parecer, se estaba cometiendo. El caso Poniente, por otra parte, se acerca al final. Hay todavía documentos que están bajo secreto de sumario y faltan por leer las conclusiones finales de jueza y fiscal y lo que al final se presenta al tribunal que debe juzgar a todos los imputados, cuyo número también se desconoce porque una cosa es declarar como imputado y otra, bien distinta, estar imputado. ¿Cuándo terminará todo esto? Sólo cuando El Ejido recupere su autoestima y eso también pasa por recuperar la mayor cantidad posible de ese dinero que voló sin que pudiera cumplir el objetivo de incidir en el interés general y en el bienestar ciudadano.
Suma y sigue… el caso Poniente. El sumario se guarda, de momento, en un DVD de unos cuantos megas. Tanto esfuerzo para tan poco peso, y para que en muy pocos días se haya dejado de reflejar en las páginas de los periódicos, y los espacios de radios y televisiones lo que esconden tantas horas y horas de instrucción penal.
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Este artículo fue publicado originalmente en el Anuario Crítico de Almería 2011, en la sección Tribunales y Sucesos
Palabras clave de este artículo: Enciso  |  sumario  |  El Ejido  |  corrupción


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