Frente al ordenador. 

Así es como nos encontramos a diario los profesionales de medios de comunicación. Tenemos que escribir para locutar, subir a la web o llevar a imprenta aquello que los espectadores o lectores encontrarán en televisión, radio, periódicos e Internet. 

Un proceso que, cada vez, es menos sencillo. Durante ese período de tiempo se reciben llamadas, visitas a la mesa de personas de ‘rango’ superior que tratan intervenir en nuestro trabajo, etc. El periodista quisiera, entonces, encontrarse en una burbuja, mantenerse aislado y no sufrir interferencias que mermen la finalidad y objetivo que se persigue: informar, y bien. 

Aunque encontremos esos factores externos que tratan de interponerse entre el profesional y su ordenador, debemos obviarlos, espantarlos como si de una mosca que no para de molestar se tratase y continuar con nuestro cometido. Volver al origen de este trabajo y reducir todo aquello que disminuya la fuerza del mensaje entre el emisor y el receptor. 

Escribir, leer, volver a escribir, releer y dar por concluido nuestro texto cuando sólo nosotros estemos seguros de ello, con responsabilidad y profesionalidad. De eso sólo sabemos los periodistas.




Índice de esta sección

Crónica de un acuerdo anunciado


  

Elio Sancho


Perseverancia en la concentración de la oferta


  

Carmen Fenoy


Un cumpleaños convulso


  

Juan Arias


Sindicatos y siglo XXI: renovación y reinvención.


  

Natalia Ronco García


La crisis que pagamos


  

Antonio Fernández


Huele a chamusquina


  

Elizabeth de la Cruz


La fotovoltaica pasa del invernadero


  

José Antonio Arcos


Dejados de la mano de Dios


  

Pilar López




Artículos de este autor

Huele a chamusquina


2011 | Economía y Agricultura



Huele a chamusquina


A la quinta va la vencida y ese es el único consuelo al que pueden aferrarse en El Ejido tras el último incendio que sufría la planta de residuos agrícolas, Ejido Medio Ambiente, la noche del sábado 7 de agosto de 2010. El quinto en ocho años y el asunto ya no huele a humo sino a quemado, metafórica o textualmente hablando, pero a quemado. De nuevo verano, fuerte viento, la planta a rebosar, fin de semana, otra casualidad. ¿O no? Esa es la pregunta que más ronda la cabeza de quienes han tenido que sufrirlo y lamentar con pérdidas en cosechas y cultivos. Los ejidenses lo tienen claro, “cada dos años la planta sale ardiendo misteriosamente”, pero vamos al principio. Los Bomberos del Poniente llegan a las instalaciones a las 21.30 horas tras recibir la alerta. Ante ellos, más de 10.000 metros cuadrados de superficie en llamas, originadas sólo en una de las pilas de residuos. La que estaba ardiendo superaba los diez metros de altura y podía alcanzar los setenta metros de largo, aunque lo aconsejable es no llegar a los tres o cuatro metros de alto. Ante la imposibilidad de apagarlo, se necesita la colaboración del Plan Infoca, con un helicóptero durante el fin de semana. No da resultado. Al día siguiente no hay luz, se quema una bomba del sistema de incendios y necesitan un generador. Tarda en llegar, lo llevan a la oficina, llega a las manos de los bomberos pero la presión del agua no es suficiente. Durante el relevo de los efectivos se apagan las bombas o funcionan con menos potencia y las pilas de residuos que no habían ardido comienzan a hacerlo, excepto el compost,  ¿La  casualidad no perdona?

El 26 de agosto, 1.700 vecinos de Almerimar, perjudicados por el humo de la planta, presentan denuncias a través de dos particulares en el Juzgado de Instrucción número 4 de El Ejido. "Problemas respiratorios, naúseas, vómitos, fiebre y otros malestares físicos", sus razones. Nadie dice nada. Ni los responsables de Ejido Medio Ambiente, ni el Ayuntamiento de El Ejido, ni la delegación de Salud, Medio Ambiente o Agricultura. ASAJA y COAG se unen. Los agricultores no entienden por qué pagan por cada camión de residuos de 100 a 200 euros y ahora las administraciones no hablan. Reclaman a los propietarios, a través de Medio Ambiente, que les devuelvan lo abonado en esa campaña. La callada es la respuesta. ¿De quién es competencia? En septiembre de 2010 la planta está cerrada y salta a la luz el conflicto entre las empresas Morgan Aqua y Contenedores Lirola SL. Durante seis años, los propietarios de Ejido Medio Ambiente fueron los hermanos Lirola: José Carlos, Gabriel y Francisco Javier, con el 98% del accionariado, administradores de la concesionaria de limpieza y recogida de basura del municipio e implicados en el caso Poniente por la presunta comisión de delitos de cohecho y tráfico de influencias, por lo que pagaron 50.000 euros cada uno para eludir la prisión en diciembre de 2009. Pero en 2010 adquiere la titularidad Morgan Aqua por cinco millones de euros. Una de las cláusulas estipulaba que podría verse mermada por las contingencias que pudiesen aparecer. Comienza la pugna entre Lirola y la nueva propietaria ya que tras detectar errores, Morgan Aqua emprende una auditoría, salen las deudas. La sociedad que acaba de comprar Ejido Medio Ambiente sólo ha realizado un pago y no va a abonar el resto. Lirola decide rescindir el contrato por impago. De nuevo al Juzgado. Morgan Aqua denuncia que desde julio no puede acceder a la planta porque Lirola “la ha ocupado ilegalmente”. Les acusan de haberla “asaltado” y de haberla “incendiado en dos ocasiones”. Ejido Medio Ambiente remite documentación al Ayuntamiento, a Medio Ambiente y a la Fiscalía denunciando que Contenedores Lirola SL estaría depositando residuos de forma ilegal en un vertedero sin autorizar en el Paraje Cañada Onayar, en las parcelas 593, 594 y 599 en el polígono 43. Adjuntan más de 600 fotografías y les culpan de cometer “delitos muy graves contra el Medio Ambiente”. La planta sigue cerrada y el alcalde, Juan Enciso, desmiente que se estén enterrando o vertiendo residuos, “se están trasladando hasta allí de forma temporal”. El 11 de septiembre la Junta de Andalucía comunica a la planta la apertura de un expediente por falta muy grave derivado de una investigación. Se enfrentan a multas de entre 30.000 y 1,2 millones de euros. Ya en octubre la delegada del Gobierno Andaluz en Almería, María Isabel Requena, informa que se ha acordado la retirada «cautelar» de la licencia de gestor de residuos. En diciembre  los agricultores amontonan los residuos a la entrada de sus invernaderos o los llevan a la planta de Gádor. Los  vecinos denuncian que se están vertiendo residuos de podas y jardinería en las inmediaciones del Lago Victoria y en el Parque Cañada de Ugíjar. El Ayuntamiento desconoce dónde se llevan. Nadie sabe nada, pero Ejido Medio Ambiente no es lo único que huele a chamusquina.
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Este artículo fue publicado originalmente en el Anuario Crítico de Almería 2011, en la sección Economía y Agricultura
Palabras clave de este artículo: Ejido  |  Medio Ambeinte  |  residuos  |  incendios


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