Hacía mucho tiempo que una joven actriz no entraba con tanta fuerza en el siempre convulso panorama cinematográfico español. La pequeña Nerea Camacho de 12 años y natural de Balanegra lo ha conseguido con un personaje comprometido, arrollador y difícil, en una película estremecedora.

Javier Fesser la eligió entre más de 20.000 niñas de toda España para dar vida a Camino, la protagonista de su última película y cuyo personaje da título al tercer largometraje del autor de ‘El milagro de P. Tinto’ y ‘La gran aventura de Mortadelo y Filemón’. Nerea, con sólo 11 años y demostrando la misma experiencia y sobriedad que una actriz que lleva toda la vida entre bambalinas, se mimetizó en la piel de la dulce Camino, una niña perteneciente a una familia del Opus Dei que de repente se debate entre la vida y la muerte a causa de un severo cáncer, al mismo tiempo que descubre el amor por primera vez. Tras un estreno acompañado de cierta polémica y expectación, la gran noche de ‘Camino’, que además cuenta con una escena rodada en una playa de Pulpí, llegó el 1 de febrero de 2009 durante la ceremonia de entrega de los Premios Goya a las películas estrenadas en 2008. ‘Camino’, que optaba a siete premios, se alzó en la triunfadora de la noche con seis galardones entre los que se encontraban el de mejor película, director, actriz y el de actriz revelación para la angelical Nerea Camacho.  La almeriense, muy emocionada y sonriente en un discurso rebosante de espontaneidad, dedicó el premio a su familia, a Fesser y a “Balanegra porque estoy orgullosa de ser de donde soy”. 

Nerea desborda la pantalla, la inunda con su belleza y la profundidad de su mirada, emociona con la madura construcción de su complejo personaje y provoca un nudo en el estómago del espectador, en una película inteligente capaz de remover nuestros sentimientos más hondos y enfrentados. 

El triunfo de Nerea se halla en su descomunal talento, ímpetu y en el apoyo incondicional de unos padres que cuando su hija les dijo que quería ser actriz hicieron todo lo posible para cristalizar ese sueño, que ya se ha hecho realidad. Nos encontramos ante el deslumbrante nacimiento de una gran actriz.