La Portada está fundamentada en dos elementos principales. Por un lado, un fondo de color negro reforzando la idea de ´Año Negro de la Prensa de Almería´, en cuyo conjunto se pueden leer algunas de las muchas circunstancias que ha tenido que sufrir el colectivo en el 2008. Por otro lado, la imagen procura representar la presión que sufren los informadores por parte de diversos sectores, y la precariedad laboral de muchos de los periodistas. 

En la fotografía, se representa a un profesional almeriense intentando realizar su trabajo, con los bolsillos sacados simbolizando ruina y las carencias que sufre en su puesto de trabajo. También hay dos hombres de corbata que simbolizan los grupos de presión. Éstos tienen los bolsillos llenos de dinero y, por ello, tiran de los brazos del periodista para manipular a su antojo la información que ha de salir publicada en el medio que ampara al periodista. 

* Joaquín Navarro, autor de la portada del `Anuario Crítico de Almería 2009´, trabajó como diseñador y maquetador en el desaparecido `Diario de Almería´, uno de los medios almerienses (junto con `El Director Económico´y `El Mundo Almería´) que cerró durante 2008. Situación que queda reflejada en la página principal de esta publicación.



Índice de esta sección

El annus horribilis del Hospital de Poniente


  

Almudena Fernández Villegas


Almería también tiene banlieues


  

Antonia Sánchez Villanueva


Receta contra las agresiones médicas


  

Sonia Arráez Fernández


Vícitmas por partida doble


  

María José Uroz


La vuelta a casa tras 10 años de exilio


  

María del Mar Carrillo


De las miserias compartidas


  

Javier Pajarón


Juanma necesita ayuda


  

Noelia Mengíbar


Torrecárdenas: 25 años de cara y cruz


  

María Medina


Jugar a los médicos


  

Francisco Molina


Estrategia a la deriva


  

Noelia Lázaro




Artículos de este autor

El annus horribilis del Hospital de Poniente


2009 | Sociedad



El annus horribilis del Hospital de Poniente


La Empresa Pública Hospital de Poniente inició 2008 sumergida en una de las principales crisis en sus diez años de existencia. El motivo, como en ocasiones anteriores, se debía a la falta de profesionales médicos en determinadas especialidades. El mal que acusa a la sanidad pública española se cebaba especialmente con el área de Ginecología y Obstetricia en el centro hospitalario con el que cuentan en El Ejido y cuyas negociaciones mantuvieron en jaque al hospital durante varias semanas.

El origen de la escasez de ginecólogos en el Hospital de Poniente empezó a notarse a finales de 2007, pero la situación amenazaba con agravarse sustancialmente a partir del 15 de enero de 2008 cuando se harían efectivas cinco excedencias (de un total de nueve especialistas). El Sindicato Médico achacaba entonces el descontento de estos facultativos a la sobrecarga laboral a la que estaban sometidos y a los contratos “poco atractivos” a los que estaban vinculados. 

Los primeros días del año fueron un continuo ir y venir de acusaciones entre los sindicatos que representaban a unos profesionales saturados ante la atención ginecológica y obstetricia de uno de los hospitales de España con mayor tasa de natalidad, y la dirección del centro y Salud, desde donde no se paraba de anunciar medidas como la reducción de guardias o la derivación de embarazos al centro hospitalario de Torrecárdenas en la capital almeriense.

Finalmente, sólo dos días antes de que se hiciesen efectivas las cinco excedencias que hubiesen dejado en una situación verdaderamente comprometida el centro ejidense, Salud consiguió llegar a un acuerdo con estos trabajadores para que la plantilla no sufriese ninguna baja. Menos guardias (cubiertas por especialistas de Torrecárdenas) y más medidas de conciliación familiar fueron algunas de las medidas que frenaron la marcha de estos especialistas y que llevaron al delegado de Salud, Manuel Lucas, a reconocer que debían esforzarse por aumentar el número de ginecólogos hasta los 14 para cumplir con los estándares de calidad para una población de 250.000 personas.

 

Carencias

La crisis del los ginecólogos tuvo dos consecuencias evidentes: por un lado se generó una lista de espera de casi 3.000 mujeres que esperaban ser recibidas por el especialista y, por otro lado, la disminución del número de nacimientos por primera vez la historia del hospital. Así, la escasez de profesionales que había obligado en las últimas semanas de 2007 y primeras de 2008 a derivar embarazos y partos a Torrecárdenas supuso un total de 2.271 nacimientos frente a los 2.333 del año 2006. No en vano, la cifra de partos siempre había ido en crecimiento desde la apertura del centro, aunque lo cierto es que esa tendencia al alza pudo volver a recuperarse en 2008 con un nuevo récord con 2.626 nacimientos.

Además, la presión laboral continuó a lo largo de los primeros meses del año hasta provocar que los jefes de Ginecología tanto de Torrecárdenas como del Hospital de Poniente renunciasen a sus cargos. El Sindicato Médico apostó entonces por animar a la gerencia del Poniente a elaborar propuestas atractivas para atraer a los médicos residentes y desveló que desde la puesta en marcha del centro hospitalario ejidense había rotado casi el 95% de la plantilla total. 

A finales del mes de febrero llegó una de las mejores noticias para el centro hospitalario: comenzaban sus obras de ampliación. La adjudicataria Vía Construcciones iniciaba unas obras que superan los 8’6 millones de euros y que supondrán incorporar 74 camas más de hospitalización, un nuevo edificio para administración, pasar de seis a nueve quirófanos y doblar las salas de dilación y parto hasta tener ocho. 

Sin embargo, el buen sabor de boca duró muy poco ya que a principios de mayo buena parte de los trabajadores de mantenimiento (pertenecientes a la empresa CLECE) decidieron iniciar una huelga que suponía parar varias horas al día hasta junio y que también provocó que determinado material terminase por acumularse en los almacenes a la espera de que alguien lo reparase. La causa de la huelga estaba en la exigencia de los trabajadores de que se reconociesen las 35 horas semanales para todos, además del plus por trabajo tóxico y peligroso. 

En plenas presiones, otro hecho ponía al Hospital de Poniente en el punto de mira. Los despachos de las áreas de Personal y de la Secretaría de Dirección del Hospital fueron asaltados a finales de mayo. La rumorología disparó entonces la ‘noticia’ de que habían desaparecido expedientes relacionados con un caso que había llevado al hospital a los tribunales: la denuncia por supuesta negligencia médica tras la muerte de una mujer después de someterse a un aborto. Sin embargo, el Hospital de Poniente desmintió tales hechos y confirmó que el robo seguía móviles económicos y que, por tanto, no faltaba ningún expediente. 

 

Cierre de quirófanos

A mitad del año, el centro hospitalario volvió a ser noticia. La aparición de hongos en cinco de los seis quirófanos obligó al Servicio de Medicina Preventiva a aconsejar la desinfección total del bloque, mientras que unas 150 operaciones tuvieron que ser aplazadas o derivadas al centro hospitalario de Alta Resolución del Toyo. 

Aunque el propio delegado provincial de Salud, Manuel Lucas, salió al paso y afirmó que la aparición de estos hongos oportunistas era relativamente frecuente en centros hospitalarios, que se estaban siguiendo escrupulosamente todos los protocolos y que ningún paciente había corrido riesgo alguno, eso no evitó que saltase la alarma. El propio Defensor del Paciente remitió una carta al fiscal jefe de la Audiencia Provincial de Almería en la que pedía a la Fiscalía que investigase de oficio el número de pacientes con infecciones patógenas nosocomiales. Desde luego, estas declaraciones no gustaron en Salud, desde donde recordaron que el cierre de los quirófanos se hizo “de forma preventiva” tras detectar la presencia de hongos en una revisión periódica. Una semana después de la detección de los microorganismos, los quirófanos podían renaudar sus operaciones con total garantía. Sin embargo, una vez más, la normalidad duraría poco. 

Sólo dos días después tuvieron que cerrarse de nuevo tres quirófanos. En esta ocasión, el culpable fue la chispa de una soldadura de los trabajos de ampliación de los quirófanos, cuyo humo hizo saltar las alarmas contra incendio. A partir de ese momento, se puso en marcha el protocolo de bioseguridad con la toma de muestras y limpieza del sistema de ventilación. Afortunadamente este cierre sólo supuso el retraso de una veintena de intervenciones. 

El último ‘gran susto’ al que tuvo que reponerse el centro hospitalario ocurrió el 6 de octubre cuando una joven de 20 años intentó llevarse a un recién nacido del centro. Simuló ser una enfermera y le dijo al padre que debía llevárselo para realizarse unas pruebas. Sin embargo, las sospechas del progenitor le llevaron a avisar a otras enfermeras y a los agentes de seguridad del hospital que lograron arrebatarle a la joven el niño sin que sufriese daño alguno. 

De esta forma, la dirección del Hospital de Poniente, a cargo entonces de Antonio Linares, debió enfrentarse en 2008 a más de una crisis que situó al centro en los principales titulares en un annus horribilis donde otras buenas noticias pasaron más desapercibidas. No en vano, consiguieron tecnología única en Europa para su laboratorio, acreditaron tres nuevos grupos de investigación, se congratularon con la condena de cárcel para dos personas que atacaron físicamente a su personal y recibieron un premio del Ministerio de Sanidad por su atención a los inmigrantes. Además, 2008 se cerró con un nuevo convenio colectivo para dos años que, esperan, presente mejores perspectivas para la nueva gerente María García Cubillo.

 

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Este artículo fue publicado originalmente en el Anuario Crítico de Almería 2009, en la sección Sociedad


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