La Portada está fundamentada en dos elementos principales. Por un lado, un fondo de color negro reforzando la idea de ´Año Negro de la Prensa de Almería´, en cuyo conjunto se pueden leer algunas de las muchas circunstancias que ha tenido que sufrir el colectivo en el 2008. Por otro lado, la imagen procura representar la presión que sufren los informadores por parte de diversos sectores, y la precariedad laboral de muchos de los periodistas. 

En la fotografía, se representa a un profesional almeriense intentando realizar su trabajo, con los bolsillos sacados simbolizando ruina y las carencias que sufre en su puesto de trabajo. También hay dos hombres de corbata que simbolizan los grupos de presión. Éstos tienen los bolsillos llenos de dinero y, por ello, tiran de los brazos del periodista para manipular a su antojo la información que ha de salir publicada en el medio que ampara al periodista. 

* Joaquín Navarro, autor de la portada del `Anuario Crítico de Almería 2009´, trabajó como diseñador y maquetador en el desaparecido `Diario de Almería´, uno de los medios almerienses (junto con `El Director Económico´y `El Mundo Almería´) que cerró durante 2008. Situación que queda reflejada en la página principal de esta publicación.



Índice de esta sección

Urbanismo bajo sospecha… pero sigue siendo el rey


  

José María Granados


Lo que el ladrillo se llevó


  

Manuel León


Sueños entre escombros


  

Lorenzo Robles


Proceso de ruptura pactado


  

Miguel Ángel Blanco Martín


No hay mal que por bien no venga


  

Antonio Fernández


Matar la gallina de los huevos de oro


  

Anuska Benítez Fernández


"The End" en Palomares


  

Rosa María Carrillo Pérez




Artículos de este autor

Matar la gallina de los huevos de oro


2009 | Urbanismo y medio ambiente



Matar la gallina de los huevos de oro


Todo, absolutamente todo, cuenta con una cara y con una cruz. La cara representa aquella parte visible, lo que aceptamos, todo lo bueno que puede aportar una idea. Y cómo no, la cruz no es otra cosa que una carga, un “pero”, un matiz indeseable que suele permanecer oculto o en segundo plano. Esta idea ya la reflejaba claramente Paul Virilio en su obra “Cibermundo, la política de lo peor”, en la que dejaba patente una profunda reflexión sobre el arma de doble filo que supone el progreso de la ciencia, en general, y de las nuevas tecnologías, en particular, evaluando suspicazmente los valores y los peligros intrínsecos que conllevan. Con esto, Virilio no pretende, ni mucho menos, desacreditar los nuevos inventos, métodos y sistemas que se van abriendo camino en nuestras vidas y que se van ganando nuestra confianza, sino valorar en su justa medida el uso último que les damos a los mismos, observando si una acción en uno u otro sentido se corresponde de forma coherente con un código deontológico preestablecido.

La velocidad, los nuevos medios de transporte, las tecnologías de la comunicación y la misma energía nuclear han sido fuentes inagotables de inmensas satisfacciones, pero también de fuertes polémicas. Por supuesto, las energías renovables, con todas las bondades que conllevan, parece que tampoco podían escapar de este fatal destino. En octubre de 2008 saltaba el primer escándalo en torno a este tipo de energía. Por aquel entonces, la Comisión Nacional de Energía (CNE) y el Ministerio de Industria lanzaban una amplia investigación para determinar si en el sector de energías renovables se podría haber estado realizando prácticas indebidas que podrían haber dado lugar a un fraude multimillonario a la hora de recibir primas en el sector de la energía solar. El quid de la cuestión llegó con la nueva normativa para el sector fotovoltaico, que establecía una rebaja en dichas primas para todas las instalaciones que comenzaran a funcionar a partir del 30 de septiembre de 2008. De esta manera, la anterior retribución, de 45 céntimos de euro por kilovatio hora, pasó a convertirse en una retribución de 34 ó 32 céntimos de euro, en función del tipo de instalación. La aparición repentina de cientos de huertos solares que “llevaban funcionando” mucho tiempo antes de la entrada en vigor de la nueva regulación fotovoltaica, hizo saltar la sospecha de un posible fraude, que de paso nos hizo recordar los casos del lino y del aceite, por el que se “plantaban” ramas para que los sistemas de ortofotografía aérea contabilizaran un número de olivos suficiente para proporcionar un sustancioso beneficio.

A la primera convocatoria del Ministerio de Industria, Turismo y Comercio para subvencionar la actividad de producción de energía eléctrica mediante tecnología solar fotovoltaica, se presentaron inicialmente 1.824 solicitudes, de las cuales 138 fueron canceladas por los propios interesados y 87 fueron eliminadas tras comprobarse que se trataba de solicitudes duplicadas, según informó el propio Ministerio. Esto nos hace pensar que el crecimiento exponencial de instalaciones fotoeléctricas y de “empresarios del sector” no ha sido fortuito. Mientras el Plan de Energías Renovables del Gobierno tenía previsto apoyar instalaciones solares para alcanzar una potencia de 371 megavatios en 2010, la realidad es que dicha cantidad ha sido superada con holgura en tan sólo cuatro meses durante 2008. Con el sector de la construcción de capa caída, el ladrillo ha sido rápidamente sustituido por las plantas solares y por los parques eólicos, ahora los empresarios ya no se dan tortas por conseguir una licencia de obras ni una recalificación urbanística, sino un permiso de conexión a la red. De hecho, la Asociación Provincial de Empresas de Energías Renovables de Asempal, constituida a finales de 2008, incluso ha llegado a manifestar su preocupación porque “la nueva norma aprobada por el Gobierno restringe la cantidad de instalaciones de energía fotovoltaica relacionadas con los cupos”. La duda surge ahora, ¿están realmente vertiendo energía a la red?

El Ministerio no ha tardado en buscar la fórmula para evitar el fraude, y ha diseñado una nueva normativa por la que se pagarán las primas únicamente si se demuestra que los huertos solares en cuestión estaban conectados a la red antes del 30 de septiembre de 2008. Por otra parte, esta normativa podría establecer mecanismos de control cruzando datos con el Ministerio de Hacienda y con Aduanas, organismos a los que solicitaría información sobre el número de paneles comprados en España o importados. Así, se intentaría constatar que el número de placas fabricadas en nuestro país y el de placas importadas de otros países, coincide con el número de paneles que los promotores fotovoltaicos han declarado haber puesto en funcionamiento.

Nadie duda ya de la bondad de las energías renovables y de la necesidad de buscar fuentes alternativas a los combustibles fósiles, escasos, finitos y ambientalmente insostenibles, causantes además de daños irreparables. De hecho, en la provincia de Almería contamos con un total de 363 instalaciones fotovoltaicas y 19 parques eólicos en funcionamiento, prueba de que aquí se está tomando en serio lo de la carrera de las renovables. ¿Alguien tiene algo que objetar? Sí. Ecologistas en Acción - Almería, con motivo del Día Mundial de la Eficiencia Energética, aprovecharon para hacer hincapié en la idea de que la solución al tema energético no está en plagar el territorio de placas solares y de aerogeneradores, sino en ser conscientes de la necesidad de ahorrar energía y de controlar nuestro consumo descontrolado, es decir, gastar menos para tener que producir menos, lo justo para vivir cómodamente y sin despilfarrar absolutamente nada. Otra de sus reivindicaciones era, y transcribo literalmente, que “el hecho de que la energía solar sea una de las más importantes fuentes de energía renovable de que dispone nuestra tierra, no justifica la destrucción incontrolada de nuestro paisaje. Aprovechamos este Día Mundial de la Eficiencia Energética, para manifestar nuestra denuncia y nuestro profundo rechazo a la diseminación de las huertas solares en Lucainena de las Torres. Estas instalaciones apresuradas de paneles solares suelen estar íntimamente ligadas a acciones de especulación financiera. Estas huertas solares han provocado tanto daño ambiental en su instalación como lo hubiese hecho una macrourbanización, pues se han realizado numerosos desmontes y aterrazamientos en zonas sensibles ecológicamente, causando un grave atentado en nuestro territorio almeriense”.

Otro aspecto poco conocido de la energía solar es que los fabricantes fotovoltaicos no garantizan la continuidad ni el buen funcionamiento de los heliostatos o colectores a largo plazo, es más, el material con que se fabrican es altamente contaminante y requiere su renovación en un plazo limitado, ante el deterioro provocado por los agentes meteorológicos. 

La energía eólica tampoco se escapa de las dudas de los ecologistas, y también ha sido puesta en tela de juicio. En este sentido, es indiscutible el impacto visual que producen tanto los parques eólicos como las plantas solares a gran escala, dado que sus grandes dimensiones requieren espacios abiertos, buscando emplazamientos como colinas, vastas extensiones e incluso el litoral. La implantación de este tipo de energía produce una alteración en el paisaje, por lo que habrá que pensárselo dos veces antes de llevar a cabo una instalación, sobre todo si al final no va a rendir todo lo que se esperaba de ella, como ha ocurrido con el caso del parque eólico de Enix. Otro de los problemas que han salido a flote últimamente en algunos parques ha sido el impacto negativo del ruido causado por el motor de los molinos. Por último, también los ecologistas han levantado su voz contra este tipo de instalaciones, aduciendo el riesgo de muerte de las aves a su paso por la zona, ya que pueden impactar en las palas de los aerogeneradores. 

Sin embargo, quizá el mayor inconveniente que presenten las renovables sea que este tipo de energías son variables y nada previsibles en su totalidad: nunca brilla el sol con la misma intensidad ni sopla el viento con la misma fuerza. Además, su densidad de potencia es baja, por lo que en ocasiones tienen problemas para garantizar el suministro y tienen que ser complementadas por otro tipo de energías. Muchas de estas energías aún no están desarrolladas tecnológicamente, y existen dificultades para su almacenamiento, por lo que no se puede aprovechar todo su potencial. Estos efectos negativos, a pesar de todo, no son ni de lejos equiparables a los de las energías convencionales. Gracias al esfuerzo y las ayudas que las distintas administraciones y universidades están dedicando a la I+D+i aplicada a las energías renovables, poco a poco irán desapareciendo o minimizándose estos inconvenientes, haciendo posible un uso extendido de estas energías en un breve espacio de tiempo. A este salto hacia el buen uso de las renovables al que hacía referencia al principio, ha contribuido enormemente la normativa en la construcción de edificios, que obliga a instalar paneles solares térmicos o fotovoltaicos en las superficies de techo o suelo que lo permitan. Calentar o refrescar la vivienda, templar el agua o producir la energía que se consume es una realidad en algunos inmuebles, gracias a la puesta a punto de dichas tecnologías y de los estudios bioclimáticos. Con los años hemos visto cómo ha crecido la demanda de productos inmobiliarios sostenibles, cómo ha crecido la concienciación ambiental tanto en usuarios como en proveedores de energía, y cómo, a largo plazo, está comprobado que invertir en renovables es invertir en rentabilidad, en ahorro y en un futuro más solidario y más comprometido con el planeta. De las energías renovables podemos seguir obteniendo riqueza, pero no hace falta matar la gallina de los huevos de oro, no hace falta que nuevos especuladores echen a perder con su agonía de opulencia, con sus inclinaciones avarientas y sus actitudes engañosas, este nuevo filón económico que empieza a despuntar.

 

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Este artículo fue publicado originalmente en el Anuario Crítico de Almería 2009, en la sección Urbanismo y medio ambiente


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