Portada diseñada por Quinita Villacampa. Obra finalista del certamen de obra gráfica "Día de la libertad de Prensa". 

La Asociación de la Prensa y la Escuela de Arte, convocaron el I Concurso de Obra Gráfica. El requisito imprescindible fue que todas las obras estuviesen inspiradas en el artículo 20 de la Constitución. La portada de este Anuario, finalista de dicho certamen, representa un ratón de ordenador arrastrado por una cadena de grandes dimensiones.



Índice de esta sección

Los medios ante la violencia de género


  

María del Mar Segura


Medios sin tacto


  

Ana López Otero


Una asignatura pendiente


  

Manuel Carretero


Informadores gráficos, trabajadores de segunda


  

Carlos Barba


El reto del quinto periódico


  

Alberto Gutiérrez


La mirada compartida del Consejo Audiovisual y los periodistas de Almería


  

Eduardo Castro


Multimedia, ¿multi... qué?


  

María del Mar Díez


Informando en precario


  

Blanca Aneas


A dos años de la TDT


  

Antonio Torres


Protagonistas de la Transición


  

María del Mar Blanco


Las viñetas de la discordia


  

Ana Almansa




Artículos de este autor

Los 20 años de Canal Sur


2009 | Comunicación



Las viñetas de la discordia


2008 | Comunicación



Decálogo para el buen gabinete de comunicación


2007 | Comunicación



Se llama intrusismo


2013 | Comunicación



El periodismo en los tiempos de la precariedad


2014 | Comunicación



Las viñetas de la discordia


 

Nunca antes la publicación en España de unas viñetas había dado tanto de qué hablar. Cuando en julio de esta año, la revista satírica El Jueves publicó su número 1573, con una caricatura de alto contenido sexual con los Príncipes de Asturias como protagonistas, posiblemente no se imaginaban todo lo que iba a pasar a partir de ahí. Y es que los hechos se precipitaron: el juez Del Olmo ordenaba la retirada de los quioscos de la revista -lo que la prensa calificó de “secuestro judicial”-, se acusó a los autores de la viñeta de presunto delito de injurias, se celebró juicio y todo acabó con una multa de 3.000 euros para cada uno de los autores.

Pero, además de la breve exposición de hechos que se acaba de hacer, el caso de la viñeta de El Jueves, ha supuesto mucho más. Ha permitido abrir en nuestro país un amplio debate sobre humor y libertad de expresión en el que los líderes más variopintos han participado, lo que ha hecho que el debate no haya sido lo serio que debiera en algunas ocasiones. Mientras que para algunos sectores de la población El Jueves lo único que había hecho era recurrir a su arma más preciada (la sátira, el humor) y defendían, por ello, la libertad de expresión; para otros el humor sólo había servido para decir lo que no se atreven a decir “en serio” y recordaban que la libertad de expresión, como cualquier otra libertad, termina donde termina la de tu vecino… Opiniones, para todos los gustos.

La reflexión o debate abierto por la viñeta de El Jueves nos recuerda, salvando las diferencias, a otra polémica causada también por una viñeta: la de Mahoma. En aquella ocasión, la publicación se produjo en Dinamarca y después en Noruega y Francia, aunque el debate se produjo en todo el mundo, con especial intensidad en Europa. Hasta el secretario general de la ONU Kofi Annan llegó a pedir que la libertad de expresión no chocara con el respeto a las religiones, en Italia dimitió un ministro tras aparecer en televisión con una camiseta con la susodicha viñeta o la Comisión Europea rechazó las amenazas contra los europeos producidas tras la publicación. 

Sin embargo, debemos hacer hincapié en que hay diferencias entre una polémica y otra, por la cobertura internacional de una (caso Mahoma) y nacional de la otra y, especialmente, porque una condujo a situaciones conflictivas, incluso violentas, mientras que en la otra (la de los Príncipes) el conflicto ha sido verbal.

Pero, nos interesa centrarnos en las similitudes. En ambos casos, en el de los Príncipes y en el de Mahoma, son viñetas, el humor, el causante de tanto malhumor. Qué contradicción. En los dos casos, también, la consecuencia de la publicación es el escándalo, la polémica, en la que participan colectivos sociales, líderes y sectores de la población muy diversos (algunos, incluso, difíciles de imaginar con antelación). En las dos ocasiones, los autores y los medios que lo publican apelan a la libertad de expresión como principal defensa. En ambas polémicas ha habido periodistas- medios- autores de las viñetas que pasaron por el banquillo…

Y, en los dos casos, la situación estaba ya ciertamente enrarecida con antelación. En los últimos años, las relaciones entre el mundo árabo-islámico y occidente no son fáciles y la viñeta de Mahoma no fue más que una gota que colmó el vaso para muchos musulmanes. En el caso de la viñeta de El Jueves, ésta ha sido la culminación de unos años de críticas crecientes a la Familia Real. Mientras que, hasta hace unos años, los medios de comunicación españoles sólo hablaban bien de la monarquía y sus representantes, en los últimos tiempos la situación se ha ido agriando y cada vez más son objeto de sátiras, algo impensable hace apenas unos años. De hecho, no era la primera vez (ni la última), que El Jueves saca publica viñetas con la Familia Real como protagonista (algunas, incluso más soeces, según comentan sus fieles lectores), pero nunca antes se montó como ahora. El motivo: el contexto, la situación era bien distinta.

Cabe preguntarse si esta actitud crítica permanecerá en el fututo, si podría seguir creciendo o, por el contrario, el caso de El Jueves, puede suponer un antes y un después, y la situación se va a ir suavizando. Aunque es bueno ser optimista, todo parece indicar que el fenómeno no está en retroceso… 

Y no podemos pensar otra cosa después de comprobar cómo se han resuelto y lo que ha significado para el medio y los autores la polémica viñeta. Al semanario la orden judicial le retiró los ejemplares de los quioscos, pero a partir de ahí la portada de la revista se difundió por internet. De hecho, la polémica ha convertido a El Jueves en el segundo semanario de España más leído (después de Interviú), excluyendo las revistas del corazón. La viñeta ha permitido que El Jueves gane 135.000 lectores con respecto a 2006, según los datos del Estudio General de Medios (EGM). Una cifra nada despreciable, si tenemos en cuenta que el total de seguidores semanales de la revista, según el EGM, ha sido  556.000 en 2007 (ha crecido un 25% aproximadamente a consecuencia de la viñeta famosa). Y a los autores de la viñeta les ha costado una multa de 3.000 euros a cada uno, por un delito de injurias.

Sin duda, estos resultados invitan a una reflexión. O a varias. La primera es sobre la libertad de expresión y sus límites. ¿No estaremos apelando a ella para intentar justificarlo todo? Desde luego, la libertad de expresión es un derecho por el que siempre tenemos que luchar, pero no todo es libertad de expresión… como tampoco la libertad de expresión es un derecho en exclusiva de los periodistas sino de todas las personas. 

Pero, quizá, la reflexión más inmediata que podemos hacer a partir de los acontecimientos de El Jueves es si, ante críticas de este tipo, merece la pena denunciarlo o dejarlo correr. Esta pregunta siempre está presente cuando gestionamos la comunicación de cualquier organización (llámese institución pública, empresa u organización social) y ésta no sale muy bien parada en alguna publicación. ¿Se actúa, se pide que se rectifique o no hacemos nada? En estos casos, la regla de oro es: si el tema es importante, no hagamos nada, si el tema es serio, hablemos primero con los autores de la publicación e intentemos buscar una solución y únicamente en casos muy extremos, hagamos uso del derecho a la rectificación e incluso llevemos el caso a los tribunales  de justicia. Las organizaciones aplican esta norma porque saben que seguir tratando un tema que le resulta molesto puede hacer que éste tenga mucha más presencia, se hable más de él. A veces es mejor no decir ni hacer nada… el asunto se olvida antes. Aplicando esto al ejemplo que nos ocupa, posiblemente El Jueves hubiera vendido mucho menos este año, la viñeta en cuestión la hubieran visto menos ciudadanos… y es que, al final la polémica ha servido a la revista como una estupenda campaña  de promoción. 

 

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Este artículo fue publicado originalmente en el Anuario Crítico de Almería 2008, en la sección Comunicación


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