Portada diseñada por Quinita Villacampa. Obra finalista del certamen de obra gráfica "Día de la libertad de Prensa". 

La Asociación de la Prensa y la Escuela de Arte, convocaron el I Concurso de Obra Gráfica. El requisito imprescindible fue que todas las obras estuviesen inspiradas en el artículo 20 de la Constitución. La portada de este Anuario, finalista de dicho certamen, representa un ratón de ordenador arrastrado por una cadena de grandes dimensiones.



Índice de esta sección

Los medios ante la violencia de género


  

María del Mar Segura


Medios sin tacto


  

Ana López Otero


Una asignatura pendiente


  

Manuel Carretero


Informadores gráficos, trabajadores de segunda


  

Carlos Barba


El reto del quinto periódico


  

Alberto Gutiérrez


La mirada compartida del Consejo Audiovisual y los periodistas de Almería


  

Eduardo Castro


Multimedia, ¿multi... qué?


  

María del Mar Díez


Informando en precario


  

Blanca Aneas


A dos años de la TDT


  

Antonio Torres


Protagonistas de la Transición


  

María del Mar Blanco


Las viñetas de la discordia


  

Ana Almansa




Artículos de este autor

Protagonistas de la Transición


2008 | Comunicación



Del conflicto a la negociación


2007 | Comunicación



Protagonistas de la Transición


 

Entre los días 26 y 30 del mes de noviembre de 2007, la mirada de la mayor parte de los expertos en medios de comunicación y Transición españoles y extranjeros se volvía hacia Almería. Durante estos días se celebraba el III Congreso Internacional Historia de la Transición en España. El papel de los medios de comunicación, organizado por el grupo de investigación de la Universidad de Almería “Historia del Tiempo Presente”, la UNED y el Instituto de Estudios Almerienses y dirigido por el historiador Rafael Quirosa-Cheyrouze. Este congreso venía a complementar o a sentar las bases de un proyecto más amplio que cuenta con una trayectoria investigadora de cerca de 20 años. Como dice el director de las jornadas, este nuevo congreso (2003 y 2005) es una forma de convertir a Almería en un referente en el ámbito de los estudios sobre  Transición. 

Un programa denso, compuesto por 24 ponencias (entre ellos 10 catedráticos), una mesa redonda con periodistas que vivieron la Transición y cuatro relatores de comunicaciones en las que se recogieron los 58 textos presentados. Con este plantel, comenzaban cinco días de reflexión sobre la relevancia de los medios de comunicación durante la Transición, dividido en bloques temáticos: prensa diaria, revistas, prensa extranjera, radio, televisión, fotografía y cine. Una forma de divulgar la historia como parte de la “función social del investigador”. 

En el momento actual, la Transición sigue centrando gran parte del debate no sólo político sino también público que se produce desde los distintos foros sociales, con motivo de la Ley de Memoria Histórica y de algunos movimientos radicales alineados con posturas extremas, el verdadero significado y la relevancia de este periodo de la historia de España sigue estando vigente. Muchas cuestiones se pusieron sobre la mesa durante estos días, algunas de las más destacadas se exponen a continuación. 

La Transición democrática española fue, según el profesor Rafael Quirosa, “un proceso imperfecto pero positivo”. Uno de los grandes mitos que se ha mantenido a través del tiempo es la idea generalizada de que la Transición fue un proceso perfecto y exportable a otros países, un razonamiento bastante alejado de la realidad. “La Transición no fue un proceso idílico, hubo muchos problemas, pero sobre todo hubo mucha incertidumbre e improvisación”. Fue una etapa de lucha política, de intenso debate y de confrontación de posturas. 

Los estudios y análisis sobre la Transición española permiten, como señalaba el Rector de la Universidad de Almería, Pedro Molina, “aportar información y conocimiento que nos enseña a convivir dentro de la pluralidad y el respeto a la diferencia que es fundamental para una sociedad democrática”. La necesidad de entender el proceso democratizador y asumir la importancia que tuvo en un momento histórico concreto favorece la convivencia y acerca a los más jóvenes la relevancia de los hechos. La situación actual, los derechos y deberes de los ciudadanos españoles se forjaron hace escasamente 30, y para ello muchos ciudadanos tuvieron que tomar partido, posicionarse, salir a la calle, debatir y luchar por conseguir pasar de una dictadura personalista a una democracia parlamentaria. 

En el debate publicó que empieza a suscitarse desde los años 70 y fundamentalmente a la muerte del dictador Francisco Franco (20 de noviembre de 1975), los medios de comunicación tuvieron una importancia fundamental. De ahí que el presente congreso se dedicase al papel de estos durante el periodo de cambio político. A este respecto, el profesor agregado de la Universidad de Navarra, Carlos Barrera del Barrio, señaló que una de las cuestiones fundamentales para que pudiera avanzarse en la nueva configuración política es que “existió consenso básico entre los principales actores de la vida periodística en que lo más importante era contribuir al proceso democrático”. Como señaló Barrera, a pesar de las discrepancias, los distintos medios “adoptaron posiciones muy sintomáticas de concordia y reconciliación”. Eso explica, por ejemplo, la publicación de un editorial conjunto en todos los periódicos el 29 de enero de 1977 titulado ‘Por la unidad de todos’. O también la publicación el 16 de abril de 1977 de un editorial que en esta ocasión no firmaron ni ABC, ni El Alcázar, titulado ‘No frustrar una esperanza’. Esa relación de complejidad y complicidad que señalaba el profesor Barrera, permite ver cómo la difícil situación obligó a los medios a hacer un frente común para impedir la “desestabilización del sistema democrático”, lo que supuso que los medios de comunicación tuvieran un papel constante y decisivo. 

Una de las principales preocupaciones de la organización fue establecer el equilibrio entre los distintos protagonistas y por supuesto, intentar plasmar las diferentes sensibilidades, en un tema que aún hoy despierta susceptibilidades. Una sintonía que se basaba en tres ejes: participantes, posicionamientos y medios de comunicación. En el ámbito académico no había duda. Entre conferenciantes y comunicantes estaban presentes más de 30 universidades procedentes de siete países, entre ellos: Francia, Italia, Alemania o Reino Unido. Con el objetivo de aunar los diversos enfoques: historiadores de las distintas áreas, estudiosos de los medios de comunicación y periodistas que vivieron, -o en la mayoría de los casos padecieron- la situación de control gubernamental durante la dictadura, debían estar representados en las diferentes mesas. La presencia de los profesionales estuvo personificada en la figura de Melchor Sáiz Pardo, José Oneto Revuelta y Francisco Jiménez Alemán. Los tres representaron sintonías y diferencias del proceso democratizador. Con la censura como principal impedimento cada uno de ellos analizó su experiencia en los distintos ámbitos: prensa nacional, prensa local, publicaciones diarias y revistas… Sáiz Pardo, director de El Ideal de Granada durante la Transición señalaba momentos puntuales como la campaña en contra de la figura de Manuel Gómez Cardeña, de parte de la extrema derecha; o “la labor de Gómez Cardeña y Miguel Ángel Blanco, sobre todo, más tarde con José María Granados, que aportaron su granito de arena en la evolución del periodismo y de la democracia en Almería”. Por su parte, Giménez Alemán se refirió al motivo de su marcha de Almería con duras palabras: “me marché de aquí porque el periodismo que había era infame, a pesar de contar con magníficos profesionales”. Tampoco quedó al margen el debate sobre la Ley Fraga, una ley de prensa que para unos supuso el comienzo del aperturismo y para otros mínimas reestructuraciones dentro de un sistema fuertemente controlado.

Pero no sólo la prensa estuvo presente durante las jornadas. Radio, televisión, cine y fotografía, tuvieron también un trato preferente con la presencia de los principales expertos en cada una de las áreas. Por supuesto, la televisión por su carácter de amplificador y su capacidad divulgativa tuvo una importancia sustancial a la hora de crear opinión y de movilizar a una masa social que estaba concienciada y dispuesta a defender sus derechos. No obstante, Enrique Bustamante Ramírez y Manuel Palacio Arranz –ambos catedráticos de Comunicación Audiovisual y Publicidad en la Universidad Complutense y Carlos III de Madrid- señalaron la importancia de ambos medios y el dirigismo de los gobernantes a la hora de diseñar el itinerario de la televisión pública y única en España, a pesar de existir un clima de apertura, incluso antes de la propia Transición. La importancia de la figura del director de TVE fue una constante, ya que todos ellos acabaron desarrollando carrera política. 

También el cine y la fotografía tuvieron su importancia. Mario Díaz Barrado, catedrático de Historia Contemporánea señalaba la importancia de la fotografía como testigo del contraste que se produjo en nuestro país. “Contraste entre lo que era España y lo que se ha convertido vista a través de la fotografía”. También se analizó el protagonismo del cine en la reforma política. 

 A lo largo de las cinco sesiones hubo tiempo para todo, incluso para hablar del cómic, que salió a debate como consecuencia de la importancia que el profesor Javier Muñoz Soro concedió a las publicaciones no diarias. La relevancia de revistas como Triunfo y Cuadernos para el diálogo con su evolución desde el conservadurismo hasta el posicionamiento político activo dentro de los cauces permitidos por la censura, junto a las publicaciones ‘ilegales’ que ofrecían un lenguaje nuevo con posturas más reaccionarias. 

“El dilema reforma o ruptura” estuvo presente en todas las etapas del proceso y tuvo como protagonista principal, según la mayoría de los ponentes, a la “sociedad civil”. Sin el empuje y la conciencia democrática que se fraguó en el pueblo –gracias, en parte, a los medios de comunicación- la democracia, quizás, entonces, no habría sido posible.  Su ejemplo nos muestra el camino y nos exige tomar conciencia de la necesidad de actuar de forma cívica, de sentirnos miembros y responsables de la sociedad y de no abandonar nunca el espíritu crítico, tan necesario en cualquier situación. 


 

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Este artículo fue publicado originalmente en el Anuario Crítico de Almería 2008, en la sección Comunicación


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