Desde que, como responsable del área “Inmigración y Comunicación Intercultural”, planteé en el seno del Consejo Audiovisual de Andalucía la posibilidad de organizar un encuentro multidisciplinar sobre el tratamiento informativo del hecho migratorio en los medios audiovisuales, siempre tuve claro que el lugar idóneo para su celebración tenía obligatoriamente que ser Almería. Y esto no sólo por ser la provincia española donde más incidencia social y mediática tiene este fenómeno en la actualidad, sino también, y muy en particular, por el entusiasmo con el que la junta directiva de la Asociación de Periodistas había acogido la idea desde el primer momento, haciendo suya más tarde la propuesta de organización conjunta del proyecto, lo que vino a confirmar de inmediato el acierto de mi elección. Corría por entonces el otoño de 2006 y la voluntad de entendimiento y colaboración entre ambas instituciones quedaría definitivamente sellada con la celebración de nuestro último pleno del año en la capital almeriense el día 20 de diciembre, ocasión doblemente aprovechada asimismo para reinaugurar la sede de la Asociación y dar a conocer el proyecto de las jornadas que más tarde bautizaríamos con el nombre de “Miradas Compartidos”, en cuya organización y posterior celebración en el mes de abril participaría igualmente la Oficina del Defensor del Pueblo Andaluz, sin duda una de las instituciones de mayor prestigio de nuestra Comunidad.

No voy a repetir aquí aspectos de tan importante acontecimiento relatados en otros lugares de esta publicación, pero tampoco quiero dejar de subrayar el esfuerzo y la dedicación desarrollados al alimón por las tres instituciones para culminar con éxito un Encuentro que, aún contando con la participación de unas 200 personas y numerosos especialistas de distintas y variadas disciplinas, tendría lógicamente como protagonistas principales a los profesionales de la información y, sobre todo, los propios inmigrantes, bien a título individual o colectivo. Se trataba de cumplir así el doble objetivo inicial de los organizadores: el de contribuir de forma activa a la sensibilización de operadores y profesionales sobre el tratamiento informativo del hecho migratorio, por un lado, y el de darles la voz a los sujetos de la información, que por primera vez en un acontecimiento de estas características pudieron expresar libremente sus ideas al respecto.

Fueron necesarios para ello cinco meses de trabajo continuado, durante los cuales nos pusimos en contacto con más de 300 asociaciones de inmigrantes y diferentes organizaciones no gubernamentales vinculadas al fenómeno migratorio, de las que más de una tercera parte respondieron a nuestro llamamiento asistiendo a distintas reuniones informativas, repartiendo entre sus miembros y conocidos los cuestionarios elaborados para conocer su opinión, y recopilando y remitiéndonos las respuestas recibidas. A partir de éstas, la periodista Sandra Camps coordinó, por encargo del CAA, junto al diseño de un mapa de la inmigración en Andalucía, la elaboración de unas fichas y un manual de carácter didáctico, con una serie de informaciones básicas e imprescindibles sobre los países de procedencia de los diferentes colectivos extranjeros mayoritarios en nuestra Comunidad, así como el tratamiento que, según los propios inmigrantes, deberían dar los medios a las noticias con ellos relacionadas para no caer en los tópicos informativos. El objetivo fundamental del proyecto, tanto en su complejo trabajo de campo, como en el desarrollo final del ambicioso programa del Encuentro, no era otro que el de cambiar la percepeción negativa que se tiene en nuestra sociedad sobre la inmigración, para dejar de tratar este fenómeno como un problema y pasar a considerarlo como una de las principales fuentes actuales crecimiento económico y progreso social.

Tanto el manual y los mapas presentados durante el Encuentro, para cuya elaboración se contó con la colaboración del Observatorio Andaluz de las Migraciones, como las recomendaciones finalmente aprobadas, junto a la llamada “Declaración de Almería”, están todos dirigidos a los periodistas y operadores audiovisuales, y pretenden evitar en la medida de lo posible el uso de tópicos, estereotipos, terminología y formulaciones discriminatorias que en nada ayudan a la comprensión del fenómeno migratorio y sólo sirven para fomentar la discordia entre las personas inmigradas y las autóctonas. Y, en este sentido, nadie niega la trascendencia del papel que, para la promoción del entendimiento y la convivencia entre unas y otras, están llamados a jugar los medios de comunicación. De ahí la importancia de contar con unas herramientas de trabajo que faciliten esta labor a los profesionales no especializados en temas de inmigración, cuyo desconocimiento de culturas, tradiciones y lenguas tan distintas a la nuestra les pueda impedir un tratamiento adecuado de la información. No en vano, las fichas recogen las respuestas y recomendaciones de los propios colectivos de inmigrados, conteniendo información básica sobre sus países de origen  o las diferentes etnias a las que pueden pertenecer, así como sus costumbres y tradiciones, a la vez que ofrecen las claves para no ofenderles al entrevistarlos o las diferentes fuentes a las que acudir en su caso para ampliar la documentación, subrayando finalmente la necesidad de sensibilizar a la población sobre las razones del proceso migratorio. 

Si bien tanto el mapa como el manual y las fichas citadas se encuentran aún pendientes de publicación, no ocurre lo mismo, sin embargo, con los dos importantes documentos aprobados por unanimidad de todos los participantes en la sesión de clausura del Encuentro, celebrada el 20 de abril de 2007 en el salón de actos de Cajamar. Me refiero a la llamada “Declaración de Almería” y las “Recomendaciones del Consejo Audivisual de Andalucía sobre el tratamiento informativo del fenómeno de la inmigración en los medios de comunicación audiovisuales”, textos ambos incluídos en un folleto editado por el CAA y remitido a todos los operadores de radio y televisión de nuestra Comunidad en enero de 2008. Un envío que se enmarcaba en nuestra labor de fomento de la autorregulación del sector para el impulso y la promoción de las buenas prácticas informativas, y que iba acompañado de una petición expresa de colaboración a los medios para la difusión y el seguimiento de dichas recomendaciones entre todos sus profesionales.