Portada diseñada por Quinita Villacampa. Obra finalista del certamen de obra gráfica "Día de la libertad de Prensa". 

La Asociación de la Prensa y la Escuela de Arte, convocaron el I Concurso de Obra Gráfica. El requisito imprescindible fue que todas las obras estuviesen inspiradas en el artículo 20 de la Constitución. La portada de este Anuario, finalista de dicho certamen, representa un ratón de ordenador arrastrado por una cadena de grandes dimensiones.



Índice de esta sección

Un centenario olvidado


  

José Manuel Román


Cuando el balón es redondo o el fútbol hace justicia


  

Juanjo Aguilera


Roja marea en las calles


  

Noelia Mengíbar


Llegaron a Primera para quedarse


  

Javier Gómez Granados


Glorias y memorias de una ciudad deportiva


  

Simón Ruiz


Talante y talento. Perfil de Unai Emery


  

Juanjo García




Artículos de este autor

Tres hombres y un banquillo


2009 | Deportes



Llegaron a Primera para quedarse


2008 | U.D. Almería de Primera



En el mar, no todo es azar


2007 | Deportes



Llegaron a Primera para quedarse


Echar la mirada atrás un cuarto de siglo es un ejercicio que puede producir vértigo. Las cosas sufren transformaciones que hacen irreconocibles lugares y situaciones anteriores. Más de veinticinco años hacía que Almería no tenía un equipo en la máxima categoría del fútbol nacional. Y en ese tiempo han cambiado muchas cosas. La propia competición se ha cargado de millones de euros, de un glamour hortera, se ha internacionalizado a raíz de la llamada “ley Bosman”. Los futbolistas han relegado a los actores y a los cantantes en las preferencias de los jóvenes que, por cierto, no existían cuando hace más de veinticinco años Almería tuvo, por primera y última vez, un equipo de fútbol de elite. Además, en ese tiempo se han multiplicado los medios y la demanda de información deportiva. Hasta el  nombre de la competición es ahora un producto de las exigencias del marketing: La Liga de las Estrellas.

Ahí ha entrado la UD Almería por méritos propios. Un mundo vertiginoso que exige una preparación máxima a los protagonistas y al entorno directivo y mediático. Incluso, diría yo, que político también. 

La liga comenzó con un contraste difícil de digerir por parte de la familia rojiblanca. A la ilusión y gran esfuerzo realizado por los de Emery, demostrado partido a partido en Segunda División, y con la estructura del éxito mantenida para el nuevo reto, con algún retoque en ningún caso llamativo, el recibimiento en Primera fue desalentador. Los inquilinos habituales de la máxima categoría, incluidos de forma destacada los medios de comunicación nacional, abrieron al mismo tiempo la puerta de entrada y de salida. Admitieron al Almería de Unai sólo para quedarse un año, sin hacer mucho ruido, molestando lo justo y, seguidamente, volver a bajar las escaleras hacia Segunda. Las encuestas eran demoledoras contra las aspiraciones rojiblancas. 

Pero Unai Emery, joven, ambicioso, tocado por el éxito y desconocedor aún del fracaso, se rebeló. Lo gritó fuerte y alto en todos los medios de comunicación. La UD Almería había venido a Primera División para quedarse. 

Con esa motivación extra del que se siente ninguneado comenzó la aventura almeriense en la Liga de las Estrellas. Y lo hizo a lo grande, manteniendo el ritmo y la inercia del año anterior, casi con el mismo bloque de jugadores. Venció y goleó al otrora ‘Superdépor’ en su magnífico estadio de Riazor. Pero para muchos, en el resto de España, fue la anécdota curiosa de la jornada que sólo admitía una lectura; la de que el Deportivo de La Coruña lo iba a pasar mal. Y así está siendo, pero había más. 

Los de Emery siguieron a lo suyo, jugando bien, sin complejos, dejando buenas sensaciones y, en general, buenos resultados. Hasta que llegó el partido del Bernabéu. Allí la Unión mostró su mejor cara. En el escenario más importante del mundo los rojiblancos se presentaron con su nueva imagen, de color negro luciendo un Indalo rojo en el costado y una forma de entender el fútbol espectacular. Superaron en todo a los nueve veces campeones de Europa. Pero la falta de goleadores y una ‘extraña’ interpretación arbitral de algunas jugadas polémicas, impidieron al Almería volver a ser protagonista y, de paso, les hizo aprender por la vía rápida que los rangos, la jerarquía, están muy presentes en esto del fútbol. Pero el golpe de efecto estaba dado. Los de la Vega de Acá, ahora sí, empezaron a ser considerados como un equipo serio. Y tras el partido sobrio en el Camp Nou esa imagen, salpicada con más decisiones arbitrales difícilmente entendibles, se reafirmó, pese a la derrota.

Los rojiblancos entraron en una dinámica curiosa. Los clubes que pasaban apuros en la zona baja de la tabla, sí consideraban a los de Emery como un rival peligroso. Y los nuestros se resentían y empezaban a notar sus carencias, sobre todo, la falta de gol. Pero los clubes poderosos seguían ninguneando al Almería, con declaraciones a la prensa que sólo demostraban desconocimiento del trabajo de Unai Emery. Y eso hizo que los resultados espectaculares se hicieran realidad. Victorias ante Sevilla o Español, vigentes finalistas de la copa de la UEFA. Empates meritorios ante el At. Madrid o los llamativos conseguidos en San Mamés o El Madrigal.  

Todo seguía un guión que auguraba un final feliz para los aficionados de nuestra provincia. Pero llegó el invierno crudo coincidiendo con el cambio de año. Y ahí empezaron las dudas. Una serie de malos resultados que coincidieron con una disminución en la intensidad y brillantez del juego, así como la eliminación de la Copa del Rey de forma dramática, ante un débil Levante, hicieron pensar que la magia del fútbol en Almería se marcharía con el año 2007. Pero fue una falsa alarma. Los jugadores apretaron los dientes y se negaron a que el sueño se convirtiera en pesadilla. Dieron la talla en un par de partidos de esos que se presentan especialmente difíciles, sobre todo ante el Español, y acabaron la primera vuelta en la posición décima, justo en mitad de la tabla de clasificación. Todo un éxito.

El nuevo año traerá nuevas historias para la UD Almería. Habrá cambios, sin duda. Algunos serán bien recibidos y otros costará asimilarlos. Pero 2007 ha quedado grabado en la memoria de los seguidores rojiblancos para siempre. El Almería entró en la Liga de las Estrellas con mucha discreción, siendo tratado como un visitante simpático, como una anécdota de esas que alimentan un año de fútbol y no más. Pero ahora, muchos de los equipos que le sonreían con disimulada indiferencia desde su superioridad histórica y mediática, le miran de reojo, serios, por si los almerienses se atreven a moverles de la silla de Primera. Aunque la UD Almería sólo busca su sitio, sin mirar a los demás. Y, de momento, en el año que se va, lo ha encontrado. Lo que pase en 2008 será otra historia.  


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Este artículo fue publicado originalmente en el Anuario Crítico de Almería 2008, en la sección U.D. Almería de Primera


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