La almeriense Rosa María García-Malea es desde el pasado 10 de julio la primera oficial piloto de combate de la Fuerza Aérea Española, después que ese día recibiera el Despacho que le acredita como tal, durante un acto celebrado bajo la presidencia de SS.MM. los Reyes en la Academia General del Aire de San Javier (Murcia).

Se siente «completamente feliz, era lo que quería», poder hacer de la vocación una realidad. Han sido cinco cursos de estudios y prácticas que han concluido de manera brillante. Y también está muy ilusionada con su actual destino. Es decir, con el Ala 15 de la Base de Zaragoza que había solicitado. De su permanencia en la Academia de San Javier recuerda haber vivido «momentos buenos y menos buenos, pero ha valido la pena». Además, y esto lo viene reiterando en sus declaraciones a la prensa, «no he sufrido ninguna discriminación ni tampoco un trato de favor, algo de lo que no estaría orgullosa». 

A principios de junio de 2007 recibió el Diploma de Caza y Ataque, después de superar un curso de ocho meses en la Base Aérea de Talavera la Real, centro que lleva más de cincuenta años formando pilotos de reactores del Ejército del Aire. La primera vez que subió a un caza no fue ninguna pera en dulce. «Me bajé amarilla y decía que no volvería a subir nunca más». En cambio, la realidad es bien distinta y Rosa María, cumplidas las vacaciones, comenzó a pilotar el F-18 con la mirada puesta en la Patrulla Águila. La acrobacia es otro objetivo en el que piensa. De los 40 pilotos de su promoción, tres son mujeres, si bien en especialidades de helicópteros y transporte. 

Como alumna ha destacado por su vocación, conocimiento y profesionalidad, siendo ejemplo para mandos y profesores, que en todo momento han seguido muy de cerca la satisfactoria evolución de sus estudios. Sobre el hecho de ser la primera mujer piloto de combate, ha destacado que «no siento nada en especial» puesto que había superado los mismos obstáculos que sus compañeros. 

Ha elegido la especialidad de cazas porque es lo máximo a lo que puede aspirar un piloto y no ve ninguna dificultad ética o moral en caso de entrar en combate. «Estoy para servir a España y hacer lo que me manden mis superiores y el Gobierno».

Tiene 26 años. Realizó los estudios de Bachillerato, COU y Selectividad en el colegio Stella Maris (Jesuitinas) de Almería, ciudad donde nació y donde radica su domicilio familiar. Lo mismo sus padres que sus tres hermanas, la apoyaron en todo momento para hacer de una vocación una realidad.