Huracán en Alemania, inundaciones en Australia o China, deshielo de glaciares y masas polares, sequías interminables en África; son sólo algunos de los titulares que han acaparado la atención en los medios de comunicación en las últimas semanas. Son la prueba de que el cambio climático es una realidad y no elucubraciones de científicos chalados y agoreros. Un problema al que no somos ajenos, todo lo contrario. El último informe de Naciones Unidas coloca a España en el ojo del huracán. Todos los expertos están de acuerdo en que nuestro país será uno de los que antes y con más intensidad comience a sufrir los efectos del cambio climático. Los últimos datos así lo demuestran. Según el informe de la Organización Meteorológica Mundial la temperatura media en España ha subido casi un grado en el último año. Y éste es sólo el comienzo, porque el cambio también lo empiezan a sufrir especies animales y vegetales. Así lo ratifican  noticias como éstas: la Fundación Oso Pardo detecta, por primera vez, que la colonia de osos que habitan en la cordillera cantábrica han dejado de hibernar; en el zoo de Barcelona las aves incuban en pleno invierno. Pero, lo peor es que no se trata de titulares de prensa sensacionalistas, todo lo contrario. Las informaciones sobre el cambio climático cuentan con el aval de sesudos informes científicos que demuestran que algo, por no decir muchas cosas, estamos haciendo mal. Una situación a la que no escapa nuestra provincia. Almería por ser una de las zonas con un clima más extremo también será uno de los territorios donde los cambios comiencen a pasar factura antes. Y las pruebas científicas así lo demuestran. La Estación Experimental de Zonas Áridas en un reciente estudio ha revelado la presencia en Almería de un ave –el camachuelo trompetero-  propio del norte de África. No se trata de una de las llamadas “especies invasoras”, lo más sorprendente del informe es que demuestra la relación entre este ave y el incremento de la aridez de la provincia. Los camachuelos trompeteros empezaron a verse en Almería desde mediados del siglo XIX, pero en los últimos 50 años es cuando se han asentado definitivamente en la provincia. Hasta ahora hay censadas 800 parejas reproductoras en Almería y su expansión puede ir a más. El ejemplo del camachuelo es el aviso de que algo está cambiando. Según los científicos “a mayor temperatura media y menos lluvia, más camachuelos. Esto demuestra que el clima actual del sureste español es ya diferente al que existía hace algo más de un siglo”. 

Otro ejemplo de los efectos devastadores en la provincia del cambio climático es la pérdida de la masa forestal de Sierra de los Filabres. Al principio, la muerte de los pinos que cubren el macizo montañoso hizo pensar que podría tratarse de los efectos de la lluvia ácida generada por la central térmica de Carboneras, pero el estudio realizado por el Servicio de Ordenación y Defensa de los Recursos Forestales de la Consejería de Medio Ambiente reveló lo peor: los pinares de los Filabres se mueren y pueden llegar a desaparecer por el cambio climático. Las lluvias en la zona se han reducido un 30% en apenas tres décadas provocando un incremento considerable de temperaturas y aridez. El estudio es concluyente, si se agrava el cambio climático los pinos desaparecerán progresivamente. 

Tampoco se libra del problema el mar. En la Albufera de Adra se ha comenzado a detectar un considerable aumento del nivel del agua que puede poner en riesgo la pervivencia de este humedal, como está ocurrido en otros tan importantes como el del Parque Nacional de Doñana. Y es que el Atlas del Cambio Climático elaborado por el Instituto Medioambiental de Estocolmo con apoyo del Programa de la ONU para el Medio Ambiente apunta que en este espacio considerado Patrimonio de la Humanidad han perdido un centenar de especies, que el nivel de las aguas ha crecido 20 centímetros y que podría subir hasta un metro más en un siglo. 

Así las cosas, el panorama no puede ser más desalentador. El informe de la ONU sobre el cambio climático elaborado por 2.500 científicos de todo el Mundo revela que “el planeta se calienta de forma innegable y el hombre tiene buena parte de la culpa. Parte del calentamiento ya es inevitable y el nivel del mar seguirá subiendo durante más de un siglo, incluso, si mañana se eliminan las emisiones de gases de efecto invernadero". Sin embargo, todavía estamos a tiempo de intentar corregir esa tendencia. Por eso es necesario que también en Almería políticos, empresarios y ciudadanos tomemos conciencia de que es urgente un ordenamiento serio del territorio; que no podemos plastificar media provincia y llenar de casas cada metro de nuestras costas y montes. El desarrollismo salvaje desatado en los últimos años al calor del pelotazo urbanístico y los cultivos intensivos tiene que dar paso a la planificación. Sólo así podremos dejar algo del legado que hemos recibido a las próximas generaciones de almerienses. Una idea que los medios de comunicación están obligados a perpetuar. La información sobre el medio ambiente, casi siempre escasa y sin apenas relevancia en los medios,  debe dar paso a una militancia conservacionista. El cambio climático es una realidad y en poco tiempo marcará la agenda política en todo el mundo, por eso es hora de que también comience a marcar la nuestra.