Apuntes sobre el discurso político-electoral
Antonio M. Bañón Hernández
Ética y servidumbre del periodista
Miguel Ángel Blanco Martín
Gabinetes versus periodistas
María José López Díaz
Decálogo para el buen gabinete de comunicación
Ana Almansa
No hay nada nuevo bajo el sol
Fina Martín
Periodismo por amor al arte
Ignacio Escolar
`Colgados´ en la web
R.A.
Un momento decisivo
Manuel Ángel Vázquez Médel
Los gráficos también se agrupan
Rocío Soria Kowarik
Envejecimiento activo, un reto para la comunicación
María del Mar Carrillo
Fotogramas de Palomares
Antonio Sánchez Picón y Jose Herrera Plaza
Del conflicto a la negociación
María del Mar Blanco
Perfil de Miguel Ángel Blanco
Ana Torregrosa Carmona
Perfil de Miguel Ángel Blanco
2007 | Comunicación
Perfil de Miguel Ángel Blanco
Para ser un buen periodista es indispensable ser una buena persona. Es un íntimo convencimiento sustentado en el ejemplo que me han brindado los mejores del oficio. Los maestros. Esos que, sin pretender dar lecciones, te enseñan todo lo que debes saber, todo lo que realmente importa.
Miguel Angel Blanco Martín es uno de esos maestros. Uno de mis más queridos maestros. No en vano, él me crió en su buhardilla. Me franqueó las puertas imaginarias de su imaginario espacio y me confió los secretos del sabio gurú de la tribu. En una profesión donde la vanidad siempre está al acecho, la generosidad de quien te hace partícipe de sus conocimientos supera cualquier forma de gratitud.
La buhardilla sólo era un rincón frente a un ordenador ante una gran ventana en la redacción de Ideal. Sólo era eso. Pero siempre fue mucho más que eso. La buhardilla era un territorio libre.
La buhardilla de Ideal no existe desde 2006. Desde que Miguel Angel se jubiló. Pero eso no importa. Lo que importa es que Miguel Angel Blanco, el Paisa, sigue en la brecha. Es decir, que la buhardilla sólo se ha trasladado de lugar. Ahora es desde sus libros y no desde un periódico desde donde interpela a las conciencias críticas. Siempre fue primero el periódico y después los libros. Ahora ha invertido los términos. Sólo eso ha cambiado. Y es que no podía cambiar nada más. No se que hay de cierto en la leyenda de que los viejos roqueros nunca mueren, pero sí tengo la certeza de que los periodistas auténticos, los que otorgan su sentido real al compromiso y a la vocación, no se retiran por más que los jubilen o intenten jubilarlos. Y el Paisa es de esos, de los que jamás desertan.
Para acercarse a la historia reciente de esta provincia hay que fijar la atención en las crónicas de Miguel Angel. Para saber cómo mantener el entusiasmo a largo de los años y no traicionar la ética periodística hay que haber conocido al Paisa.
Ecologista, cinéfilo, amante de la buena música, lector voraz, defensor de las causas justas a pesar de los pesares, hombre honesto y cabal, Miguel Angel Blanco Martín- ese “Almeriense Sur” al que le duele esta tierra de tanto amarla- es, sobre todas las cosas, un buen periodista, y como buen periodista una buena persona.
No soy objetiva, ni lo pretendo, cuando se trata del Paisa. Adoro a ese barbudo de recio carácter y enternecedora humanidad que me ayudó a crecer como persona y como periodista. Quizás por eso este no sea un perfil típico. Pero Miguel Angel tampoco es un tipo al uso. Miguel Angel es un periodista auténtico y un amigo leal. Y esto sólo son unas torpes líneas con las que decir: ¡gracias Paisa!.
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| 17/10/2013 | Web: http://www.facebook.com/profile.php?id=100003446828832 | Email BZeeEfARPágina subvencionada por la Diputación Provincial de Almería
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