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Un camino de rosas y espinas
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Un camino de rosas y espinas
Recuperar la Alcaldía de la capital va a ser una tarea ardua para el PSOE de Almería. La oposición realizada por el grupo socialista en estos tres últimos años no ha puesto demasiadas piedras en el camino al equipo de Gobierno formado por el PP y Gial. En el grupo municipal ha jugado un papel fundamental Martín Soler. Se quedó a las puertas de la Alcaldía y, en su primer año como portavoz, desempeñó un papel activo. Con la victoria de Zapatero, el secretario general del PSOE de Almería descubrió que había cosas mas importantes que hacer por Almería que andar a la gresca con Juan Megino, concejal de Urbanismo, y Jose Luis Aguilar, portavoz del PP. Por eso, dejó a un buen discípulo suyo al frente del grupo municipal, Joaquín Jiménez, para intensificar su labor parlamentaria. Soler sabía, entonces, que no quería volver a ser candidato del PSOE en Almería: demasiadas espinas y un riesgo elevado de volver a perder. Muchos sectores del PSOE, descontentos con la línea de Soler, comenzaron a lanzar mensajes en los foros adecuados e iniciaron una fuerte campaña en contra del secretario general. Esto alertó a la Ejecutiva regional del PSOE, que puso en marcha toda su maquinaria para buscar al mejor candidato o, al menos, al mejor entre los disponibles. El primer nombre que empezó a sonar fue el de Jose Antonio Amate, actual presidente de la Autoridad Portuaria de Almería. Resultaba demasiado rocambolesco que el PSOE diera un salto tan grande hacia detrás. Más aún, a sabiendas de la poca simpatía que despierta ‘Nono’ Amate en las altas esferas socialistas.
En el mes de marzo, el PSOE-A filtraba a los medios de comunicación el nombre de Fuensanta Coves, consejera de Medio Ambiente. Coves, embebida en toda la polémica del hotel de El Algarrobico prefirió no pronunciarse sobre el tema. Entretanto, Amate cogía cada vez mas fuerza. Los máximos responsables del PSOE hablaban del candidato del consenso, aquel que fuera capaz de aunar todas las corrientes y, sobre todo, todos los esfuerzos. Todos, incluida la persona que lo desbancó en el famoso congreso provincial del PSOE en Tabernas, Martín Soler, empezaron a ‘mimar’ a Amate. Para el secretario general de los socialistas en Almería Amate se había convertido en su mayor resorte para seguir al frente de la ‘política nacional’, porque si no cuajaba ningún nombre, Soler era consciente de que tendría que repetir. Poco tardó el PSOE en confirmar la candidatura de Amate, al que presentaron un camino de rosas en su andadura hasta los comicios electorales de mayo de 2007. Pero aquello sólo fue el ‘teatro’ que montaron los principales dirigentes socialistas para despejar cualquier duda a su compañero ‘Nono’. Lo confirmaron candidato con todos los honores –incluso vinieron Manuel Chaves y José Montilla a elogiar su capacidad de gestión-. Pero pronto tornó la situación y las rosas se convirtieron en espinas. Todo empezó con la elaboración de la lista. Amate había tenido tantas facilidades, había recibido un respaldo tan fuerte desde todos los sectores de su partido, que se creyó con la potestad suficiente como para saltarse el funcionamiento del PSOE de Almería a la torera. Llegó al primer encuentro con una lista debajo del brazo e intentó imponerla. Enfrente, se sentó un duro negociador: Juan Antonio Segura Vizcaíno. Soler se quitó de en medio y, como comparsa, en las dos esquinas del ring, se sentaron José Guerrero, fiel amigo del histórico Diego López y artífice del derrocamiento de Mari Carmen Ortiz en la Ejecutiva Municipal, junto a Juan Carlos Usero, actual secretario municipal. Segura Vizcaíno también llevaba su lista, consensuada de antemano con los principales responsables del PSOE de Almería. Una intensa tarde de conversación sólo sirvió para constatar lo alejada que estaba una postura de la otra. Un ‘Nono’ muy curtido en los entresijos de la política también tomó conciencia en ese momento de que lo habían ‘engañado’; ahora que sus carteles copaban las vallas publicitarias de la ciudad y todos lo identificaban como el candidato, tocaba tragar. El tiempo corría a su favor, pues el PSOE había convocado Asamblea para votar la lista ese viernes, tres días después de iniciar las conversaciones. A la Asamblea llegaron muy forzados y todo saltó por los aires. Amate la reventó, sin ninguna contemplación y abandonó el Hotel Elba no sin antes lanzar una amenaza: “O se parte desde cero en la elaboración de la lista o abandono”. En realidad, dos nombres habían sembrado la discordia, el de Joaquín Jiménez y el del histórico Diego López. La dirección del PSOE les debía ‘favores’ a los dos, por lo que no los podía eliminar. La crisis estaba servida, pero los socialistas son más prácticos que sus oponentes en estos casos y bastaron un par de llamadas de Sevilla, para que los dos elementos discordantes saltaran de la lista. La crisis se había resuelto en 24 horas, pero hará falta más tiempo para cerrar las heridas.
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